¿Qué mundo heredaremos a las nuevas generaciones?
Por A. Rosalío Soto Bernal
En el último año la atención mundial la ha captado el temible virus del Covid-19; eclipsando o dejando a un segundo plano otros rubros que son vitales, como lo es el tema del agua, en donde organismos internacionales alertan incluso sobre el grave problema que implica la inseguridad hídrica en poblaciones vulnerables.
Por temas del calendario nos acordamos en la agenda que el 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua y lo vital que representa para la humanidad. Pero una fecha no es suficiente en un tema como éste; las complicaciones que se pueden presentar por su carencia, abasto irregular o su calidad, empiezan a ser cada vez más recurrentes y obligan a atenderlas de manera prioritaria y permanente.
Un ejemplo de su importancia: Durante los pasados doce meses se incrementó el consumo de agua porque así lo obligó la pandemia del Coronavirus, al requerir de un constante lavado de manos para evitar propagación de contagios. Algo elemental, que pasa desapercibido.
Pero el tema ya encendió focos amarillos, cuando nos enteramos de recortes en el servicio de agua en alcaldías de la ciudad de México y en municipios mexiquenses como la capital misma, algunos de la zona la zona poniente y el oriente del Valle de México, entre ellos dos de los más poblados en todo el país: Ecatepec y Nezahualcóyotl.
Lo preocupante es que el Sistema Cutzamala, que abastece a una parte importante de esas localidades, está enfermo a causa de una sequía generada por la falta de lluvia el año pasado.
Debe preocupar el nivel de almacenamiento de los embalses que alimentan al Sistema Cutzamala. Las presas del Bosque, Valle de Bravo y Villa Victoria reportan, en promedio las tres, la mitad de su capacidad.
El cambio climático empieza a cobrar facturas.
Los efectos no sólo son en el consumo humano; también impacta en la agricultura cuya actividad a nivel global por ejemplo representa el 70 por ciento de uso de agua dulce.
Lo más grave es que estamos comprometiendo el futuro de las próximas generaciones que valga decirlo, tienen que ser resilientes para adaptarse a las circunstancias en las que les está tocando vivir.
La UNICEF realizó el estudio “El mundo está en una crisis de agua y la vida y el futuro de los niños está en peligro”, en donde llama la atención que hoy en día mil 420 millones de personas, incluidos 450 millones de niñas y niños viven en áreas de alta o extremadamente alta vulnerabilidad al agua”.
En el análisis se presenta una tabla con países con vulnerabilidad hídrica alta o extremadamente alta y en México, de acuerdo con ello, 12 millones 746 mil 502 niñas o niños experimentan un nivel de vulnerabilidad al agua alto o extremadamente alto.
Advierte el estudio que el acceso al agua potable es primordial para la supervivencia pero también para el desarrollo incluyendo la salud, nutrición y educación.
Ese es el panorama difícil con el tema de la seguridad hídrica para todos.
Aunque suene trillado es momento de pasar de la reflexión a la acción para seguir cuidando el ambiente, los recursos naturales que generan equilibrios para no arrepentirnos del mundo que dejaremos a las próximas generaciones.
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