“Que nadie te robe tu brillo… Cómo protegernos de la envidia”

“Que nadie te robe tu brillo… Cómo protegernos de la envidia”

DeLiberadaMente

Lorena Patchen
Mayo 2, 2025

¿Has escuchado que lo que les molesta es tu brillo? Pues si, en algunos casos, lo que se envidia no es lo que la otra persona tiene, si no, lo que esa persona es.

La envidia es una emoción, y como tal, no podemos descartarla, más bien podemos reconocerla y encauzarla de manera positiva, saber hacer que no esté presente permanentemente y mucho menos que promueva acciones que puedan dañar a otras personas.

Además de que resulta muy práctico reconocerla cuando alguien la experimenta hacia nosotros y, construir barreras emocionales o distancia física para que las acciones o las omisiones causadas por la envidia no nos afecten, o por lo menos, no tanto como quien nos envidia lo desearía.

La envidia es lamentarse por el bien ajeno, se distingue cuando a una persona le molesta que te vaya bien, le angustia incluso lo que eres, como tu forma de ser, de actuar, que atraigas a otros, en pocas palabras: le molesta que seas tú.

Esta emoción displacentera (porque no crean que los y las envidiosas la pasan muy bien), no siempre es querer tener lo que tienes, a veces, es solo desear que tú lo pierdas u opacarlo ante la vista de los demás, por eso, es muy común de la envidia: los rumores, los comentarios pasivo-agresivos, las criticas o sugerencias no pedidas, la triangulación intentando hacerte quedar en rídiculo frente a la gente, pretender estropear tus vínculos, aminorar lo que disfrutas o desvirtuar como te ves o lo que sabes…

Ojala todo quedara en una mirada de rechazo, pero la complejidad de la envidia es que puede estar detrás de una sonrisa o de un falso abrazo, y desafortunadamente esta comprobado que quienes te envidian suelen ser personas cercanas, que se pueden alegrar por el éxito de un personaje público, por ejemplo, pero que no soportan ver exitoso a un pariente o amigo, porque la felicidad lejana no les resulta amenazante ni sienten que los hace quedar en desventaja, pero para quien envidia, el brillo de los cercanos les opaca.

Hay que mencionar que los comportamientos derivados de la envidia pueden llegar a ser altamente peligrosos, por eso es importante reconocerlos y protegerse de estos.

Que incluso si se distinguen en alguien a quien amas hacia otros es necesario que intervengas para que estos se resuelvan y no lastimen a nadie de ninguna manera.

Recordemos que no tenemos control sobre lo que hacen otras personas, sus decisiones o la manera en que nos miran, y pese a ello, sí “podemos tener el control de como tomamos aquello de lo que no tenemos control, lo que pasa en el exterior”, como decía Viktor Frankl.

Quizá todos y todas en algún momento hemos llegado a sentir envidia, quien diga que no, tal vez no se ha dado cuenta, la envidia es parte del repertorio de emociones de una persona sana, a edades tempranas ya se experimenta, el tema es que cuando somos bien orientados por el contexto que nos educa y por los adultos y adultas que han trabajado en su inteligencia emocional, aprendemos herramientas que hacen que la envidia sea momentánea y se vaya tal como llegó, sin afectar ni subestimarnos, y luego ya, vamos reconociendo nuestro potencial y áreas de oportunidad, construyendo un autoconcepto positivo, autoestima y empatía que ya no nos permiten que la envidia aparezca tan frecuentemente y menos que nos rebase.

¿Cómo nos protegemos de la envidia?

Lo ideal sería confrontarla de una forma pacifíca, en una conversación entre adultos, pero no siempre contaremos con la disposición ni la honestidad de quien nos envidia, así que hay otras opciones que son elección personal.

Recordemos igual, que para muchos la envidia es considerada como una emoción negativa, que es criticada socialmente, lo que hace aun más díficil que una persona admita que respira, come y duerme sintiendo envidia, por lo que puede ocurrir que la persona no lo admita o peor aún te señale como responsable de su malestar.

Entonces, si la solución no está en hablar con la otra persona porque no lo permite, no advierte el problema o no lo reconoce, pasamos a la siguiente forma de protegernos contra la envidia, que es ser cuidadosos de no caer en provocaciones, no engancharnos y no responder, incluso, lo mejor puede ser alejarse y resguardar tus temas importantes para ti y los que te quieren bien.

También ayuda contar con una red de apoyo, pedirle a nuestras amistades o personas cercanas que confíen en nosotros y que si en algún momento alguien quiere fastidiar nuestra imagen o reputación puedan abordarlo contigo y no dar crédito a las palabras o acciones que otras personas tienen contra ti.

Mostrar tu fortaleza, no esforzándote para derribar al otro sino en no ser derribado, no darle armas a quien desea atacarte.

Y sin duda, aunque pueda ser díficil (porque quien te envidia se empeña en hacer que así lo sea), si comprendes que la persona envidiosa es una persona que en el fonfo experimenta un terrible complejo de inferioridad, que su autoestima está lastimada y que vive frecuentemente entre la angustia y la amargura, podrás sentir un tanto de compasión y generosidad hacia esa forma de ser y sentirse, no te digo que aceptes ponerte de blanco, que soportes su conducta (porque no tienes porque tolerar el daño), pero si que puedas comprender el sufrimiento de esa persona y marcar tu distancia personal.

Con el buen deseo de que quien experimenta la envidia de manera crónica busque el camino para sentirse mejor y ver sus propias capacidades, encargándose de hacer crecer su ser.

 Algo más que podemos hacer contra la envidia, es seguir siendo quienes somos, continuar creciendo, disfrutando de la vida y brillar… ¡Con la pena! Pero si somos brillantes, no tenemos porque opacar nuestra alegría y plenitud, más bien, es deseable que todo ser humano reconozca su brillo, su grandeza y transitemos en armonía todos y todas disfrutando nuestra existencia, respetando y admirando las cualidades y virtudes de las personas que nos rodean… ¿No es un orgullo y un gran aprendizaje rodearse de personas que admiramos y nos admiran?

Hasta la próxima semana

Lore

Psicoterapia y Coaching.

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