Qué nos espera en el 2024 en temas de agua
El año recién comienza, quiero agradecer a La Jornada Estado de México por la oportunidad de seguir comunicándome con ustedes.
Esta columna está dedicada a tratar de vislumbrar algunas cosas que podrían pasar en temas de agua, no pretende ser clarividente, sino lo que es factible que ocurra dada la situación actual.
La Ley General de Agua que regule el Artículo 4º constitucional podría ser una realidad en el primer periodo de sesiones de la nueva Legislatura federal, se antoja difícil, aunque no imposible una Ley que sustituya a la actual Ley de Aguas Nacionales, dado que por su importancia requeriría de un amplio consenso nacional, no solo es agua, es tierra, algo que deberá llevarse a cabo con sumo cuidado y que dependerá de la conformación política de la Cámara de Diputados, además que será el reflejo de las prioridades del próximo Presidente de la República.
A nivel Estatal se elegirán nueve gubernaturas y un jefe de gobierno, lo que se espera es que MORENA seguirá avanzando en las posiciones, pero esto no se verá reflejado en un cambio del modelo de gestión de agua de sus entidades, si bien pueden existir algunos esfuerzos, como ocurrió recientemente en el Estado de México con la creación de la Secretaría del Agua, pero sabemos que sin un cambio a nivel nacional las acciones estarán siempre limitadas.
A nivel municipal, también se tendrán relevos (algunas reelecciones) en 1,787 municipios y las 16 alcaldías de la CDMX, con lo que habrá seguramente propuestas referentes al agua, algunas razonables y otras descabelladas, habrá que estar atentos; los prestadores de servicios de agua se seguirán deteriorando, serán más frecuentes los cortes del servicio, nadie garantizará la calidad del agua y la contaminación aumentará, la sequía impactará de mayor forma a los municipios con más problemas de gestión, seguramente se consumará una municipalización más de los organismos que se encuentran concesionados a privados, contándose así con los dedos de las manos.
Los conflictos sociales se incrementarán, veremos más manifestaciones, bloqueos y grupos de la sociedad que se conformen para exigir sus derechos, habría que tener cuidado que estos sean legítimos, y que no sean utilizados para obtener beneficios privados o de grupo, las razones originales ahí estarán, que es la falta de agua en sus hogares y/o poblaciones.
Los recursos económicos federales serán insuficientes, ya está aprobado el Proyecto de Presupuesto de la Federación, y respecto a lo que habíamos comentado en ese entonces, no tiene ningún cambio, por lo que CONAGUA seguirá contando con recursos limitados para cumplir sus funciones, mientras que lo que transfiere la federación a estados y municipios tendrá una disminución en términos reales, como ya lo habíamos previsto, lo que refuerza las dificultades de los municipios en cumpllir su responsabilidad; los recursos estatales, ante la indefinición de responsabilidades del modelo de gestión actual, aportará escasos recursos económicos, mientras que los municipios seguirán enfrentando bajas tarifas, poca eficiencia de recaudación y menos aún creatividad y capacidad para hacerse de recursos adicionales.
Pero no todo está perdido, cada vez son mayores las voces que han puesto en relevancia al tema, no hay prácticamente candidato o precandidato que no le haya dedicado algunas líneas, será porque no hay tiempo que perder, porque los problemas se están haciendo insostenibles, razones que preferimos ver como una oportunidad de mejora, de buscar un cambio radical, desde la base, entender la relación entre el modelo económico y el de gestión del agua, sólo así podremos llegar a la raíz de los problemas.