En medio de un país en reconfiguración electoral, Querétaro sigue siendo el emblema del panismo moderno, disciplinado y competitivo. El PAN conserva la delantera en las preferencias para la elección de gobernador de 2027, pero Morena comienza a cerrar distancias, con un perfil cada vez más reconocido y con liderazgos que ya pisan fuerte en la conversación pública.
La encuesta de julio realizada por Demoscopia Digital confirma la tendencia histórica:
El PAN, sin alianzas, encabeza con 36.5 %, seguido por Morena con 26.8 %. Lejanos quedan MC (5.1 %), PRI (4.2 %) y PVEM (3.8 %), mientras que un 17.7 % del electorado aún no decide su voto.
Pero cuando se mide por bloques, la contienda se cierra aún más: PAN-PRI se mantiene al frente con 39.1 %, pero la alianza Morena-PT-Verde se ancla en 32.5 %, consolidando un crecimiento de fondo que podría intensificarse si el oficialismo federal despliega operación territorial.
En casa azul, Felipe Macías, alcalde de Querétaro, se perfila como el rostro más fuerte con 22.6 % de preferencia interna, seguido por Luis Bernardo Nava, secretario de Desarrollo Social, con 20.2 %. Ambos representan la continuidad de un panismo joven, pragmático y bien articulado con el empresariado local. Sin embargo, emerge otro perfil panista: Marco del Prete (12.1 %), quien ha venido creciendo en los últimos meses entre la sociedad y el panismo, y quien cuenta con amplia experiencia en el ámbito del desarrollo económico y sustentable.
En cambio, figuras como Lupita Murguía, Chepe Guerrero y Agustín Dorantes no logran romper la barrera de los dígitos bajos, pese a su reconocimiento.
El PAN tiene un dilema de lujo: varios candidatos viables, con experiencia y capital político. Su desafío será evitar una fractura interna y decidir si Querétaro repite el guión de gobernabilidad azul o da un giro a la narrativa local.
Morena ya ha sembrado a figuras potentes y visibles. El avance más significativo es el de Santiago Nieto Castillo, exfiscal electoral y actual titular del IMPI, quien pasó de 17.2 % en junio a 24.1 % en julio entre los simpatizantes morenistas. Su crecimiento no es casual: combina capacidad técnica, discurso anticorrupción y presencia mediática, elementos clave para desafiar al PAN en una entidad conservadora.
En el flanco femenino, Beatriz Robles, senadora, lidera con 27.1 %, seguida de cerca por la experimentada Celia Maya con 20.9 %, ambas mujeres con historia política sólida en el estado. En un escenario de paridad y relevo generacional, una candidatura femenina morenista no puede descartarse, sobre todo si la alianza decide jugar con contraste frente al oficialismo estatal.
Morena, para ganar, necesitará unidad local, una narrativa convincente y una candidatura que combine experiencia, frescura y legitimidad social.
Movimiento Ciudadano se mantiene con un modesto 5.1 %, con una presencia más simbólica que operativa. El PRI, aliado obligado del PAN en este estado, aparece debilitado por sí solo con 4.2 %, pero su unión es clave para mantener el bloque mayoritario de centro-derecha.
Los verdes y petistas no pintan solos, pero aportan los puntos necesarios para que Morena mantenga competitividad al sumarlos en alianza. Los independientes y los “otros” partidos, con 4.2 %, podrían jugar un rol marginal, aunque siempre relevante si la elección se cierra.
La gubernatura de Mauricio Kuri ha mantenido un perfil de estabilidad, sin escándalos y con una narrativa empresarial y técnica. El candidato o candidata que logre heredar ese relato, sin desgaste ni fracturas, partirá con ventaja.
Pero Morena ya no es oposición testimonial: hoy, con aspirantes reconocidos y una sociedad más abierta a la alternancia, 2027 será el primer gran reto del PAN queretano en más de una década.
En Querétaro, el PAN no ha perdido el control, pero ya no está solo en el escenario. Morena avanza, con figuras como Santiago Nieto y Beatriz Robles marcando el ritmo.
La elección será una medición exacta de la eficacia del panismo local para reinventarse, frente a una oposición que aprendió a construir candidaturas competitivas.
Y en un estado que premia la gestión, la percepción y el equilibrio… todo puede pasar.