En su obra “La dominación masculina” Pierre Bourdieu, pone de manifiesto el trabajo de deshistorización y naturalización a partir del cual, se instituyen los sistemas de dominación, en los que se toma por referente al cuerpo y los procesos biológicos como base de un sistema de desigualdad.
Dicha división sexual encontraba su materialidad en la separación de las esferas público-privada y, con ello, en la conformación de un sistema dicotómico en el que lo femenino y lo masculino se colocan como opuestos y, más aún, en el que desde lo que Héritier menciona como “la valencia diferencial de los sexos”, en la que a lo masculino se le carga de valores positivos frente a una lectura de inferioridad desde la que se mira lo propio de las mujeres.
Sin embargo, dicho escenario de estructuras inmutables, no encuentra cabida en las sociedades contemporáneas, en las que las estructuras público-privado se encuentran cada vez más disueltas y por lo tanto el orden de género es cada vez más interpelado. Prueba de ello es la relevancia y el valor que recientemente se otorga a los cuidados no sólo como meras condiciones de subsistencia, reconociendo su papel en el bienestar integral de las personas y las sociedades.
Todas las personas requerimos en algún momento de nuestra vida de cuidados: nacemos y morimos en necesidad y vulnerables; esa es parte de nuestra condición y también una forma de trascendencia. No puedo pensar en mi infancia sin sentirme arropada por quienes se ocuparon de mis necesidades y tampoco quiero pensar mi vejez en soledad y sin una red de amistad, afecto, apoyo y ayuda que me sostenga.
Los cuidados son actos vitales que muchas veces damos por sentado, alimentar, contener, limpiar, abrazar, conceder, muchas veces sacrificar; en palabras de Bell Hooks, una “experiencia de amor auténtico” (una combinación de cuidado, compromiso, confianza, conocimiento, responsabilidad y respeto).
Las personas, las sociedades, no prevalecemos sin cuidados, las agendas internacionales no son ajenas a este tema que convoca reflexiones que ponen en duda a las estructuras básicas del patriarcado como son: el estado capaz de gobernarlo todo, la distribución impermeable de los roles y el menosprecio del valor real que tienen los actos vitales.
El punto final de esta columna no puede dejar de destinarse a la memoria de una radical en los cuidados: mi abuela. Todo esto es por ella; por sus cuidados con los que también me dio las letras.
Todas las personas requerimos en algún momento de nuestra vida de cuidados: nacemos y morimos en necesidad y vulnerables; esa es parte de nuestra condición y también una forma de trascendencia.
Continúa leyendo:
- Vecinos de Neza exigen apoyo por afectaciones tras inundaciones
- Atizapán recuperará mil litros por segundo de agua al cierre de 2025
- FCE regalará 2.5 millones de libros en América Latina
- Edomex estrena 20 nuevas unidades eléctricas en el Valle de México
- “Ecatepec se consolidará a la baja en delitos”: Azucena Cisneros
Sigue nuestro CANAL de WHATSAPP y entérate de la información más importante del día con La Jornada Estado de México.
PAT

/https://wp.lajornada.prod.andes.news/wp-content/uploads/2025/10/VOZ-PROPIA-La-igualdad-de-genero-en-el-corazon-de-la-Nueva-Escuela-Mexicana-Jimena-Valdes-Figueroa.png)
