El Mercado Municipal de la Flor “Xochiquetzal” de Tenancingo, uno de los principales centros de comercialización de flores del sur del Estado de México y referente regional junto con el de Villa Guerrero, mantiene una intensa actividad económica, pero arrastra problemas estructurales que limitan su desarrollo y dificultan la recuperación plena tras el impacto que sufrieron producto de la pandemia de Covid 19.
Mercado de Flores de Tenancingo enfrenta rezagos estructurales; basura, conflictos internos y falta de infraestructura frenan su recuperación
Con más de cuatro décadas de historia, primero como venta en calles del centro y desde hace 32 años en su actual ubicación a unas cuadras del centro del municipio, el mercado concentra a más de 800 locatarios de manera permanente, cifra de comerciantes que se eleva drásticamente en temporadas de alta producción, cuando acuden productores de distintas zonas a vender directamente su flor. La mayor parte de la mercancía proviene de la región sur mexiquense, aunque también se comercializan variedades procedentes de estados del sureste del país, como Oaxaca, Veracruz y Chiapas.
Marco Antonio Peñalosa Cortés, administrador del mercado, explicó que cerca de 80% de la flor que se vende es producción local, principalmente rosa, gladiola, nardo, girasol, nube, gypsophila y estatice, mientras que el restante 20% corresponde a especies exóticas o tropicales. El recinto se organiza por corredores especializados, donde conviven productores y comerciantes, además de áreas de arreglos florales, venta de insumos y plantas en maceta.
Aunque el balance de 2025 fue ligeramente mejor que en años inmediatos a la pandemia, el mercado aún está lejos del nivel de actividad que alcanzó en su etapa de mayor apogeo, cuando la venta se extendía por varias cuadras y el flujo de camiones y compradores generaba filas de hasta ocho o diez horas. Actualmente, la dinámica comercial se concentra en cinco momentos clave del año: febrero, previo al Día del Amor y la Amistad; mayo, por el Día de las Madres; junio, por graduaciones y festividades religiosas; noviembre, con motivo del Día de Muertos, y en menor medida diciembre, por celebraciones guadalupanas y de fin de año.
Uno de los principales problemas que enfrenta el mercado es la gestión de residuos. De acuerdo con el administrador, diariamente se generan entre tres y cinco metros cúbicos de desechos, volumen que puede duplicarse o triplicarse en temporadas bajas, cuando parte de la flor no se vende y debe desecharse. Aunque la mayor parte de los residuos es orgánica, producto de hojas, tallos y follaje que se desecha, el problema se agrava porque se mezcla con basura doméstica que arrojan personas externas, incluidos comercios y viviendas cercanas, e incluso personas en situación de calle que utilizan el área como punto de descarga.
Esa mezcla obliga a trasladar los desechos al basurero de Tlanixco, lo que impide implementar esquemas de separación o aprovechamiento, como la producción de composta. Peñalosa reconoció que existen propuestas e incluso personas interesadas en recolectar residuos orgánicos para fertilización agrícola, pero la falta de separación vuelve inviable esa alternativa. Para 2026, se contempla la adquisición de un camión de mayor capacidad y contenedores específicos que permitan ordenar la recolección y reducir la acumulación diaria.
Problemas que crecen
A los problemas operativos se suma un factor de fondo: los conflictos internos entre grupos de comerciantes. El mercado está dividido en más de 20 asociaciones y organizaciones, muchas de ellas con décadas de antigüedad, que agrupan a productores y vendedores con intereses distintos. Tras la pandemia, algunos locatarios abandonaron sus espacios o migraron a otros puntos de venta; al intentar regresar, se encontraron con que sus lugares ya habían sido reasignados, lo que generó disputas que persisten hasta hoy.
Peñalosa señaló que esta fragmentación dificulta el reordenamiento y frena proyectos de largo plazo, pues cada grupo defiende su espacio como fuente directa de sustento. La rotación de autoridades municipales y la permanencia histórica de los comerciantes también complica la aplicación de medidas de fondo, ya que muchos consideran que las administraciones pasan, pero el mercado permanece.
Pese a ese escenario, el administrador consideró que existen condiciones para una recuperación gradual. Para 2026 se prevén obras de mantenimiento en la fachada, mejoras en techumbres, reparación de tuberías pluviales y continuidad en acciones de ordenamiento, además de mantener el diálogo con locatarios para reducir tensiones internas. Sin embargo, advirtió que sin resolver de manera integral la gestión de residuos y la organización interna, el mercado seguirá operando por debajo de su potencial, a pesar de su peso histórico y económico en la floricultura mexiquense.
PAT
Sigue nuestro CANAL ¡La Jornada Estado de México está en WhatsApp! Únete y recibe la información más relevante del día en tu dispositivo móvil.

/https://wp.lajornada.prod.andes.news/wp-content/uploads/2025/12/image-183.png)
