Hay una imagen de culto que poco a poco ha ido avanzando en el ánimo de muchas personas, se trata de la Santa Muerte.
Se acerca la fecha en la que los mexicanos celebramos a la muerte o a los difuntos, en una de las conmemoraciones más importantes de nuestras efemérides.
Efectivamente, la fe en la Santa Muerte, también conocida como Hermana Blanca o “La Niña” va creciendo, mucha gente confía en ella para pedirle salud, trabajo y amor, al grado que se calcula que el 1 y 2 de noviembre llegarán más de 10 mil devotos de diferentes partes del país a rendirle culto en el altar levantado en Tultitlán.
Santa Muerte, sincretismo religioso moderno
Llegan también personas de otros países como Guatemala, Venezuela, Colombia, Estados Unidos, China, Francia y Alemania, donde la gente se presenta al templo para orar por sus problemas, afirmó la Madrina Cristel Vargas.
Señaló que uno de los templos más famosos en México dedicado a esta deidad es el de Tultitlán, dónde se yergue una enorme figura de 22 metros de altura por 6 metros de ancho, elaborada con fibra de vidrio y catalogada como una de las más grandes del mundo.
Su domicilio desde hace 16 años se ubica en la vía López Portillo
El templo permite a miles de personas ir a expresar su fe, el cual fue inaugurado el 28 de diciembre de 2007, por Jonathan Legaria Vargas, “el comandante Pantera” y la madrina Enriqueta Vargas (ambos difuntos), y desde hace 5 años es atendido por la madrina Cristel Vargas.
El culto a la Santa Muerte, también conocida como ‘la niña blanca’, comenzó en la década de 1940 en los barrios populares de Ciudad de México y después se extendió a todo el país. No está reconocido por El Vaticano ni por la Secretaría de Gobernación. Esta especie de iglesia tiene su principal templo en Tepito, un populoso barrio considerado de los más peligrosos de la capital.
Al interrogarla si sigue siendo adorada solo por delincuentes y asesinos, dijo que no, pues el 90 por ciento de la gente que cree en ella, lo hace ante la necesidad de ayuda a sus problemas de salud, trabajo y amor.
Aunque diversas iglesias judeo-cristianas como la católica, evangélica, pentecostal, bautista, presbiteriana, metodista, anglicana, entre otras, rechazan y condenan su veneración, considerándola diabólica.
Sin embargo, la madrina Cristel Vargas comentó que la muerte no puede ser mala, ya que es parte de la naturaleza misma, de igual forma que la vida.
La cuidadora oficial del templo de la Santa Muerte en Tultitlán, comentó que las ofrendas que se colocan entre el 1 y 2 de noviembre, son como la representatividad de la Santa Muerte. “Es lo mismo, están llevando la tradición inconscientemente, nosotros ponemos veladoras, comida y todo lo que le gustaba a nuestro familiar, al final estamos siguiendo a la Santa Muerte, aunque la gente lo niegue», destacó.
Las oraciones se dan todos los domingos a las 12: 00 y a las 2: 00 de la tarde, los días 1 y 2 de noviembre, son de fiesta en este municipio y para los devotos de esta enorme Santita.
Este año, el templo será abierto a las 10:00 de la mañana. Las oraciones serán desde las 17:00 hasta las 22:00 horas.
Tradicionalmente la gente llega ora y toma la foto del recuerdo
En México, desde el año 2005, al culto que promovía a la Santa Muerte se le canceló el registro constitutivo por la Secretaría de Gobernación (SEGOB), debido a que su adoración «desvía gravemente los fines establecidos en los estatutos de la ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público de México», dijo la dependencia oficial.
La historia del culto a la Santa Muerte tiene un largo proceso de evolución que se puede dividir en dos etapas. Una larga etapa de gestación donde se fueron conjugando los distintos elementos que va desde la época prehispánica, pasando por el catolicismo de la época virreinal, llegando hasta la mitad del siglo XX”.
De acuerdo con investigadores, “el origen de esta creencia muestra detalles de un sincretismo entre distintos elementos del culto prehispánico por los muertos, los dioses aztecas y mayas relacionados y la iglesia católica.
Los principales elementos que se pueden distinguir son los siguientes: Ah Puch, dios maya, rey de Xibalbá, el inframundo.
Descrito como un esqueleto o cadáver con un rostro de jaguar (o búho) adornado con campanas; Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl. dios y diosa de la muerte aztecas, la oscuridad y el Mictlán «la región de los muertos».
El Día de muertos, es una celebración mexicana de origen prehispánico que honra a los difuntos el 1 y 2 de noviembre, y coincide con las celebraciones católicas de Día de los Fieles Difuntos y Todos los Santos.
“Para muchos es la unción de los enfermos en la que se pide a Dios una «santa muerte», es decir, «morir en amistad con Dios», en el caso de que el enfermo se encuentre en estado terminal”, dicen investigadores.
Descrito como un esqueleto o cadáver con un rostro de jaguar
En tanto, la Biblia coloca a la muerte como uno de los Jinetes del Apocalipsis en la primera parte del capítulo 6.º del Apocalipsis, y la Muerte y el Hades en la última mitad del capítulo 20° del Apocalipsis.
En el templo de Tultitlán, hay muchas pinturas, varios símbolos y rituales asociados con La Santa Muerte, como vestirla de distintos colores según su significado espiritual, la manera en que se le reza, o las ofrendas que se les deja en su altar recuerdan a distintas tradiciones populares que se pueden encontrar a través del país.
Cristel Vargas comentó que cada semana visitan el templo más de 2 mil personas de diferentes nacionalidades, vienen de Estados Unidos, Guatemala, Colombia y Venezuela, así como mexicanos de diferentes provincias. Los domingos llegan a las dos misas casi mil asistentes a rezarle.
Antes se decía que los únicos que adoraban a la Niña Blanca era gente que se dedicaba a la delincuencia, reconoció Cristel, estigma que se ha disipado con el tiempo.
Salud, Trabajo y amor, es lo más pedido, El culto a la muerte retoma las tradiciones del pueblo nativo, reconoció la madrina Cristel, quien considera que es como recordar a nuestros antepasados.
“Nosotros hacemos muchas oraciones en las que recalcamos nuestra cultura, cada que iniciamos la oración, se le hacen alabanzas, se toman instrumentos para hacer esta representación”, destacó la madrina.
Al cuestionar sobre si se contrapone la Santa Muerte con el catolicismo, la respuesta es contundente: No. “Por ejemplo, hay personas que tienen otras religiones, además del culto a la Santa Muerte, o también hay personas católicas, y antes de cualquier culto, se le pide permiso a Dios para poder llevar una oración. Siempre lo anteponemos a Él, antes que a la Santa”.
En el templo que impone desde kilómetros antes de llegar y que es visible desde el camino rumbo a Ecatepec, la encargada aseguró que este culto no es lo mismo que adorar al Diablo como erróneamente se cree. “Es por el miedo que le tienen, porque la representación al final es un esqueleto, que todos tenemos debajo de la carne”.
Los milagros en Tultitlán
En el templo se han hecho famosos muchos casos de una Santita llamada Milagritos (es de color amarillo), a ella se le conoce así porque se le atribuye la sanación física de cientos de personas que padecen enfermedades terminales, como cáncer.
María Ruiz, visitante del templo llegó a depositar una ofrenda en la capilla, comentó que antes de rezarle a la Santa Muerte negra, reza un Padre Nuestro, después le pide:
“Muerte querida de mi corazón, no me desampares de tu protección y desde este momento cubre mi casa trabajo o negocio, para que atraigas energías blancas del Universo para que nunca falte nada y que todas nuestras necesidades sean cubiertas por la energía divina de Dios Padre”.
Alrededor del templo hay varias capillas donde el objeto de adoración son distintas figuras de la Santa Muerte ataviadas con vestidos de diferentes colores, de color blanco, amarillo, negro, morado e incluso, se tiene la de Covid-19, con muchos colores.
La morada es para trasmutación, que cambia las cosas malas en buenas, la negra es para las envidias y para la protección, la rosa es para la paz, la amarilla es para la salud.
Martha Calvillo Téllez Mendoza, vecina del municipio de Cuautitlán Izcalli, comentó que tenía poco tiempo como devota a La Niña, porque le daba miedo, pero una vez su marido enfermó gravemente, al grado que lo desahuciaron, y llegó a pedirle a la Santita al templo y le hizo el milagro de recuperar la salud de su esposo. ” Por eso ahora vengo a agradecerle que yo y mi esposo seguimos con vida”, finalizó.
SPM