Se unen colectivos y sociedad civil por el Sierra Morelos

Se unen colectivos y sociedad civil por el Sierra Morelos

La intención del gobierno de la capital del Estado de México de construir un Centro de Atención Animal detonó un movimiento civil medioambiental

Brian Prado
Mayo 16, 2025

A finales de octubre de 2024, un grupo de vecinos de Toluca que solían recorrer el Parque Estatal Sierra Morelos, se percató de una construcción inusual en el corazón del bosque. Se trataba del inicio de un Centro de Bienestar Animal, una obra impulsada por autoridades estatales en una de las pocas áreas naturales protegidas del Valle de Toluca.

Diversas organizaciones y personas sin colectivos se han unido en un frente común para resguardar “el último pulmón de Toluca”.

Lo que comenzó como una inquietud entre usuarios frecuentes del parque, pronto se convirtió en un movimiento colectivo de resistencia ambiental que hoy congrega a más de 200 personas bajo un mismo nombre: “Salvemos el Parque Sierra Morelos”.

El inicio del movimiento

Mara Mora, activista ambiental y una de las voces que ha acompañado el movimiento desde sus primeras manifestaciones, explica cómo surgió la organización de manera espontánea, como reacción a una obra que parecía desarrollarse entre sombras.

“El movimiento surge a partir de que había una construcción que se estaba realizando de una forma muy extraña, las autoridades se mostraron reacias a transparentar el asunto. Cuando uno camina por la sierra generalmente te encuentras con personas que frecuentan el parque y se ha generado una comunidad sólida que se conoce y empezaron a juntar firmas que tenían la intención de solicitar a las instituciones involucradas para que reubicaran el Centro de Bienestar Animal”, recordó.

La colecta de firmas marcó el primer paso. Pero, conforme se abría el diálogo entre más vecinos, el rechazo a la obra se fortalecía. Aquella simple recolección evolucionó hacia una red de actividades organizadas, desde volanteos hasta expresiones artísticas.

“Durante la colecta de firmas comenzamos a notar que había muchas personas inconformes con este proyecto. Conforme se iba dialogando también otras personas se fueron convenciendo que no era el más adecuado.

Entonces se empezaron a hacer flyers, se pegaron carteles, se hicieron publicaciones en redes sociales, se hicieron eventos culturales y artísticos y de entre ese cúmulo de actividades fueron saliendo más personas interesadas, entre ellas personas de peregrinaciones que pasan por el cerro y que dejan una virgen”, dijo la activista.

El último pulmón

El parque Sierra Morelos, ubicado en la zona norte de Toluca, clasificado como Área Natural Protegida, es considerado por muchos como el último gran pulmón de la ciudad, de acuerdo con la bióloga Andrea González Fernández, este representa más de 70% de la áreas naturales en la capital mexiquense. Las razones que han motivado la participación ciudadana en su defensa van más allá de un solo proyecto; tocan fibras profundas relacionadas con la crisis climática global y la amenaza constante del crecimiento urbano desordenado.

“La otra es el tema de la contingencia ambiental por la mala calidad de aire, entonces, si sumamos todo este cúmulo de factores podemos empezar a entender cómo es que el movimiento comenzó a abrazar a varios grupos”, señaló.

Trabajo Común

Uno de los hallazgos que más ha sorprendido a los integrantes del movimiento es descubrir que ya existía un trabajo comunitario previo en la zona, realizado por personas y colectivos que por años han procurado su cuidado. A pesar de ello, la ausencia institucional ha sido una constante, según mencionó.

El abandono institucional se refleja, según explican, en la reducción del personal encargado de vigilar y mantenerlo en buenas condiciones. Cuidar un territorio de más de mil 200 hectáreas con tan solo cuatro personas resulta, para ellos, inviable.

Falta de atención

Esta falta de vigilancia tiene consecuencias graves. Entre ellas, los incendios forestales provocados, las invasiones ilegales y la alteración del ecosistema. El Parque Sierra Morelos ha sido víctima de estos problemas sin que existan medidas contundentes de mitigación.

“El 95% de los incendios en general son provocados, entonces con esta falta de vigilancia pues se dan las condiciones. Ha habido incendios en el Cerro de la Teresona, aparte de todo esto hay personas invadiendo y si no hay una buena vigilancia o monitoreo no se puede hacer mucho”, comentó.

La defensa del parque no solo es un tema ecológico, también implica una visión de ciudad. El movimiento ha logrado articular preocupaciones sociales, científicas y culturales en torno al uso del territorio, en una lucha que aspira a detener el avance de la mancha urbana sobre los ecosistemas.

“Por supuesto también está la exigencia del cuidado de estos espacios desde la parte ambiental porque es un lugar que tiene mucha biodiversidad. Son muchas personas las que se unen a este movimiento, con rangos de edades distintos y diferentes razones, pero el objetivo general en común es la protección de estos espacios verdes y la idea es empezar a detener esta mancha urbana y por el contrario comenzar a promover que haya más espacios verdes y el derecho universal al agua”, explicó.

Obstáculos a franquear

Sin embargo, el trabajo del movimiento no ha estado exento de obstáculos. Desde el inicio, han documentado incidentes de hostigamiento y descalificación, tanto de funcionarios públicos como de personas ajenas que intentan denostar su labor.

“Sí, ha habido hostigamiento desde que se inició a dar entrevistas, a sacar fotografías, ha habido ciertas actitudes de hostilidad por parte de los trabajadores de la institución encargada, hacia nosotros. La primera vez que fuimos a las oficinas de la Comisión Estatal de Parques Naturales y de la Fauna (Cepanaf) hubo burlas de una servidora pública que incluso, si se buscan las transmisiones en vivo, se pueden dar cuenta de una falta de ética profesional y esto genera una sensación de desesperanza”, denunció Mara.

El punto más tenso se vivió durante una rueda de prensa organizada frente al Palacio de Gobierno. Ahí, intentaron explicar los riesgos ecológicos de construir dentro de un ecosistema protegido. La respuesta fue la confrontación directa.

“Esa ocasión llegó un grupo de personas con mi nombre, diciendo que mentía, cuando yo no soy la única persona que está en este movimiento. Tal vez en aquella primera reunión con la CEPANAF fui con la intención de que los vecinos y vecinas sintieran un apoyo con la parte de las leyes y los temas administrativos”, recordó.
Pese a los intentos de deslegitimar su causa, los integrantes de “Salvemos el Parque Sierra Morelos” han intensificado sus esfuerzos no solo en el terreno del activismo directo, sino también en el ámbito legal y normativo. Uno de los principales objetivos del movimiento es impulsar la actualización del programa de manejo del parque, un documento clave para su administración, cuya última versión data de hace más de una década.

“Se necesitan hacer varias cosas a nivel legislación, una de ellas es una actualización al programa de manejo. Este parque tiene un programa de manejo que no ha sido modificado desde el 2013, se supone que deben de actualizarse cada 5 años, por lo menos. Esto hace que haya omisiones y problemas. No se trata de ser más laxos sino más estrictos para que se pueda dar la conservación”, sostuvo Mora.

Conciencia Colectiva

La conciencia colectiva que ha ido creciendo en torno a esta causa tiene su raíz en una preocupación compartida: la crisis ambiental que atraviesa el planeta y cómo afecta de manera directa a las comunidades urbanas. En palabras de la activista, el medio ambiente es un tema que une a una mayoría silenciosa que comienza a despertar.

“Creo que todo lo que tenga que ver con temas ambientales va a amasar personas como mayoría, porque la mayoría somos más propensos a nuevas formas de desigualdad por temas de adaptación al cambio climático. Al final, todo este cúmulo de personas nos estamos volviendo conscientes de que estamos compartiendo un contexto que nos vulnera. Eso hace que efectivamente nos volvamos mayoría”, reflexionó.

Sin embargo, también advierte que muchas personas aún mantienen una visión simplista de las acciones necesarias para conservar los ecosistemas. Plantar árboles o limpiar una zona no son acciones suficientes si no se acompañan de una comprensión profunda del entorno, la legislación vigente y la ciencia que respalda cada decisión ambiental.

“Las personas en general tienen esta idea de que podemos hacer algo por el medio ambiente si plantamos un arbolito, pero hoy en día sabemos que eso no es suficiente. También hay que ver qué tipo de árboles son, en qué zona se puede hacer, legislaciones. Las personas que siguen nuestra historia desde que empezó saben que los argumentos que presentamos están basados en evidencia científica, y no me refiero únicamente a la parte ambiental y biológica o ecológica, sino también a la parte social, etnográfica, antropológica, arqueológica, etc.”, explicó.

Desde entonces, las caminatas, las jornadas informativas y las reuniones abiertas al pie de la montaña se han vuelto frecuentes. Algunos vecinos recorren la zona para detectar construcciones irregulares, otros monitorean puntos de riesgo de incendio y los hay quienes canalizan sus conocimientos técnicos para nutrir propuestas normativas.

El Parque Sierra Morelos representa hoy mucho más que un espacio verde. Es un símbolo de resistencia y de encuentro entre generaciones y saberes diversos. Su defensa ha propiciado la articulación de comunidades antes dispersas que, hoy, reconocen que la lucha por el territorio también es una lucha por el futuro común.

PAT

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