Tonatiuh Gómez, cumpliendo sueños a través de la danza

Tonatiuh Gómez, en la actualidad, es el primer bailarín de la Compañía de Ballet de San Diego, California, una de las más importantes en Estados Unidos y de reconocimiento internacional. Un capitalino que se formó en el Valle de Toluca con sueños y ambiciones claras, mismas que, a través de esfuerzo y dedicación, se ha dedicado a cumplir, un ejemplo que reduce el “techo” de lo imposible.

Mediante la Fundación Tonatiuh Gómez trabaja con artistas para que estos puedan llegar a los primeros planos de su disciplina.

Nacido en Ciudad de México, llegó a Toluca alrededor de sus 10 años, en ese entonces, ya se había enamorado de la danza por influencia de sus padres; sin embargo, sabedores del complicado entorno que envuelve esta profesión, no siempre estuvieron de acuerdo en que la ejerciera, aunque nunca lo dejaron de apoyar.

“Ambos, mis papás, fueron bailarines, entonces crecí viendo cómo era eso, crecí detrás del escenario viéndolos bailar y yo creo que ver a tus papás haciendo algo así se vuelve algo inspiracional.

“Me enamoré de eso a una edad cuando ya estaba decidiendo querer bailar profesionalmente, aunque mi familia no quería, quizá por muchas cosas que existen en el medio, que piensan que te vas a morir de hambre o que el ambiente es muy pesado, ellos siempre estuvieron de acuerdo con que bailara, pero no como una carrera”, mencionó.

Tonatiuh hizo su vida sin desprenderse de la danza de forma recreativa, incluso teniendo un paso por el futbol de alto rendimiento, integrándose en las fuerzas básicas del Toluca, América y un equipo de segunda división hasta los 19 años. Aunque comenzó a bailar a los 8, luego de la pausa deportiva alrededor de los 13 años, fue a los 16 que lo invitaron al grupo representativo de su escuela, en Metepec, y ahí conoció a Jorge Castillo, maestro y ahora amigo, quien de apoco lo comenzó a involucrar en el gremio artístico del Valle de Toluca.

No obstante, no cambió sus prioridades hasta terminar la carrera en mercadotecnia.

“Estudié la carrera de mercadotecnia aquí en Toluca, la terminé, tuve una empresa donde vendíamos ensaladas y llegó un momento en el que me cuestioné si eso quería y si me estaba haciendo feliz, fue cuando decidí que quería bailar, aunque ya estaba muy grande.

“Empecé a estudiar profesionalmente a los 23 años, cuando lo ideal es que empieces como a los 9”, señaló.

Durante su incursión al grupo de danza escolar conoció al maestro Sokolov y Raudel Rascón, en el Edomex, mismos que considera claves para su impulso profesional.

“Ellos fueron clave para inspirarme, para dedicarme a esto, el maestro Raudel, en específico, me acuerdo que fue la persona que, literal como de Billy Elliot, me agarró y me dijo –¡tú tienes mucho potencial, no importa que ya estés grande! – y todos los días me entrenaba, no me cobraba, en ese entonces a veces ni para el autobús tenía y eso me ayudó muchísimo, es una de las personas a la que le debo muchísimo y el que yo esté en esto”, comentó.

El inicio de su etapa profesional llegó hasta una edad avanzada para quien quiere danzar; sin embargo, la situación se alineó para que la vida le diera una oportunidad a “Tona” de luchar por sus sueños con la convicción por delante.

“Cuando decido realmente estudiar fue a los 22 años y me preparé para aplicar a la Escuela Superior de Danza de Monterrey, que fue bien chistoso, porque normalmente no aceptan a los hombres después de los 19 años y justo ese año abrieron la convocatoria hasta los 23 años, al 1 de septiembre, el día de mi cumpleaños y de panzazo pude hacerlo, me quedé y comencé mi carrera profesional”, señaló.

El ahora reconocido bailarín tuvo al tiempo como enemigo, pues necesitaba conseguir en 2 años las oportunidades que se suelen trabajar en más de una década, por lo que la mentalidad, la seguridad de lo quería y el enfoque fueron sus mejores herramientas.

Innumerables giras en Estados Unidos y el extranjero le han hecho ganarse un nombre en la élite del ballet, además de ser embajador cultural del Estado de México

“Como ya estaba grande de edad, investigué y me di cuenta de que las compañías de ballet ya no te aceptan después de los 25 años sabía que no tenía mucho tiempo, vi la oportunidad de irme a Filadelfia porque me dieron una beca completa para estudiar en la Rockschool, una de las mejores escuelas del mundo para ballet. 

“Tuve la oportunidad de conocer a estrellas de la danza que solo veía en YouTube, eso me hizo mejorar muchísimo, porque me di cuenta del nivel que traía, el nivel que hay en México y fuera del país. Me faltaba muchísimo, pero sí creo que el estar rodeado de los mejores hace que crezcas, tus estándares aumentan”, apuntó.

El plazo casi se cumplió, cuando estaba a punto de celebrar sus 25 años, el esfuerzo realizado le permitió recibir ofertas de diferentes compañías en Estados Unidos y una en Italia; sin embargo, consideraba que en San Diego estaba su destino y los azares de este le permitieron cumplir sus objetivos cuando parecía que ya no tendría más opciones.

“Fui a Nueva York, tomando clases y haciendo audiciones para diferentes compañías y en este estar buscando, porque ya iba a cumplir 25 años, todo el tiempo estuve mentalizado en que no podía perder el tiempo y todos los días fui midiendo mi progreso, con objetivos medibles, después salió una oportunidad bien importante en el Ballet de San Diego.

“Ese ballet no estaba audicionando, de chiquito conocí la ciudad porque unos tíos viven ahí y para mí ha sido una de las ciudades más hermosas que he conocido, mandé un video y lo reenvié hasta que me contestaron que no tenían lugares abiertos y aunque me aceptaron en otras compañías tenía esa sentimiento de llegar ahí, estuve a punto de aceptar una oportunidad en San Antonio, antes de aceptar el contrato, me avisan que el director se iba y por él había aceptado, cuando pensé que me quedaba como el perro de las dos tortas me hablan del ballet de San Diego que se había abierto un lugar”, recordó.

El resto fue historia, innumerables giras en Estados Unidos y el extranjero le han hecho ganarse un nombre en la élite del ballet, aunado a ello, como embajador cultural del Estado de México, una vez que cumplió su sueño se evocó en tratar de hacer posibles los de los demás a través de la Fundación Tonatiuh Gómez, donde de diferentes formas trabaja con artistas para que estos puedan llegar a los primeros planos de su disciplina.

Con 30 años los sueños continúan, ahora con el proyecto de “Golden Door Center”, un espacio para artistas y creativos en Metepec que tiene la intención de replicarse en diferentes partes de la República Mexicana. 

A su vez, Tonatiuh se puesto un nuevo objetivo, comenzar a prepararse en la actuación para buscar papeles en la industria Hollywoodense, seguir llevando a la entidad y el país a nuevos planos, con la ilusión de que su trabajo y talento algún día lo junten con Guillermo del Toro, a la par de que continúa en la danza, pues asegura que cuando el cuerpo le pida un alto permanecerá produciendo giras, como hasta la fecha, faceta en la que ha logrado traer a México la puesta “Hombres en tutú”.