Tres meses sin Kimberly y sus padres ruegan a Dios que en este 2026 regrese casa

A casi tres meses de la desaparición de Kimberly Hilary Moya, estudiante de 16 años del CCH Naucalpan, la incertidumbre y el dolor siguen marcando a su familia y a toda la comunidad.

Pese a que existen detenidos vinculados al caso, las autoridades no han ofrecido avances oficiales que permitan conocer el paradero de la joven.

Tres meses sin Kimberly y sus padres ruegan que regrese

Su madre, Jacqueline, asegura que no han dejado de buscarla desde aquel 2 de octubre de 2025, cuando Kimberly salió de un local de Internet en la colonia San Rafael Chamapa tras imprimir unos textos escolares. Fue vista por última vez cerca de una papelería; cámaras de seguridad registraron vehículos sospechosos rondando la zona. Desde entonces, nada se sabe de ella.

“Estamos viendo la forma de juntar una recompensa para que nos informen datos reales de dónde está mi hija”, declaró Jacqueline, visiblemente afectada.

La madre de Kimberly sostiene que su confianza está puesta en Dios. “Nuestra fe no está en la gente, ni siquiera en nadie. Estamos confiados en Dios, porque sabemos que nunca nos falla. Somos sus hijos, y Kim es su hija”, expresó.

La búsqueda no se ha limitado a la familia. Iglesias de Naucalpan y comunidades religiosas de todo el país se han unido en oración. “No hemos parado. En Naucalpan, en el Estado de México y en toda la República Mexicana hay personas orando para que mi hija regrese a casa. Me envían mensajes y me insisten que no pararán de orar hasta encontrarla”, relató Jacqueline.

Vecinos, colectivos y familiares han organizado jornadas de búsqueda y manifestaciones para exigir avances en la investigación. La madre analiza la puesta en marcha de un boletín de búsqueda independiente, con el fin de ampliar la difusión del caso y obtener pistas que conduzcan a Kimberly.

La comunidad reclama protocolos más eficaces

Aunque la Fiscalía mexiquense ha detenido a dos hombres presuntamente relacionados con la desaparición, no se han dado a conocer resultados concretos. Una de las líneas apunta a la posible conexión con un grupo espiritista, lo que abre un ángulo delicado y complejo que aún no ha sido esclarecido.

La falta de información oficial ha generado frustración entre los familiares y colectivos, quienes consideran que el tiempo perdido puede ser crucial para localizar a Kimberly.

El inicio del nuevo año no trae calma para Jacqueline, sino un ruego desesperado:

“Para este 2026 le pido a Dios que regrese mi hija y que sea ya. Prácticamente van a ser tres meses de su desaparición.”

El caso de Kimberly Hilary Moya refleja la crisis de desapariciones en el Estado de México, donde la solidaridad ciudadana convive con la urgencia de fortalecer protocolos de seguridad y de respuesta rápida. La exigencia es clara: que Kimberly regrese a casa y que ninguna familia más tenga que vivir este infierno.

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SPM