Tultitlán, epicentro del culto a la Santa Muerte

Desde hace 15 años, este municipio cuenta con templos que permiten la adoración de La Niña Blanca entre estigmas y devoción

La Santa Muerte tiene un lugar privilegiado en el municipio de Tultitlán. La estatua de “La Niña Blanca” de 22 metros de altura con 6 metros de base y elaborada con fibra de vidrio, catalogada como una de las figuras más grandes del mundo, es visitada por miles de adoradores de diferentes partes de México y del mundo.

La figura se yergue sobre la vía López Portillo, en la colonia Fuentes del Valle, desde hace casi 15 años. El templo que permite a miles ir a expresar su fe, fue inaugurado el 28 de diciembre de 2007, por el comandante Pantera y la madrina Enriqueta Vargas (ambos difuntos), y, desde hace 4 años, es atendido por la madrina Cristel Vargas.

Fe de todas las nacionalidades 

Cada semana visitan el templo más de 2 mil personas de diferentes nacionalidades, vienen de Estados Unidos, Guatemala, Colombia y Venezuela, así como mexicanos de diferentes provincias. Los domingos llegan a las dos misas, casi mil asistentes a rezarle.

Antes se decía que los únicos que adoraban a la Niña Blanca era gente que se dedicaba  a la delincuencia, reconoció Cristel, estigma que se ha disipado con el tiempo. 

Trabajo y salud, lo más pedido

El culto a la muerte retoma las tradiciones del pueblo nativo, reconoció la madrina Cristel, quien considera que es como recordar a nuestros antepasados.

“Nosotros hacemos muchas oraciones en las que recalcamos  nuestra cultura, cada que iniciamos la oración, se le hacen alabanzas, se toman instrumentos para hacer esta representación”.

Al cuestionar sobre si se contrapone la Santa Muerte con el catolicismo, la respuesta es contundente: No.

”Por ejemplo, hay personas que tienen otras religiones, además del culto a la Santa Muerte, o también hay personas católicas, y antes de cualquier culto, se le pide permiso a Dios para poder llevar una oración. Siempre lo anteponemos a Éll, antes que a la Santa”.

En el templo que impone desde kilómetros antes de llegar y que es visible desde el camino hacia Ecatepec, la encargada del mismo aseguró que este culto no es lo mismo que adorar al Diablo como “erróneamente se cree”.

“Es por el miedo que le tienen, porque la representación al final es un esqueleto, que todos tenemos debajo de la carne”.

Los milagros en Tultitlán

En el templo se han hecho famosos muchos casos de milagros y se tiene una Santita llamada Milagritos (es de color amarillo), a ella se le conoce así porque se me atribuye la sanación física de cientos de personas que se padecen enfermedades muy terminales, como cáncer.

Luisa Gallardo, visitante del templo llegó a depositar una ofrenda en la capilla, comentó que antes de rezarle a la Santa Muerte negra, reza un Padre Nuestro, después le pide:

 “Muerte querida de mi corazón, no me desampares de tu protección y desde este momento cubre mi casa trabajo o negocio, para que atraigas energías blancas del Universo para que nunca falte nada y que todas nuestras necesidades sean cubiertas por la energía divina de Dios Padre».

Alrededor del tempo visten varias capillitas donde el objeto de adoración son distintas figuras de la Santa Muerte ataviadas con vestidos de diferentes colores, de color blanco, amarillo, negro, morado e incluso, se tiene la de Covid-19, con muchos colores.

La morada es para trasmutación, que cambia las cosas malas en buenas; la negra es para las envidias y para la protección; la rosa es para la paz, la amarilla es para la salud.

Carmen Téllez Mendoza, vecina del municipio de Coacalco, comentó que tenía poco tiempo como devota a La Niña, porque le daba miedo, pero una vez su marido enfermó gravemente, al grado que lo desahuciaron, y llegó a pedirle a la Santita al templo y le hizo el milagro de recuperar la salud de su esposo.

El culto en Días de Muertos

Las raíces de la creencia datan de la época prehispánica, bajo el nombre de Mictlantecuhtli y Mictecaccíhuatl, el dios y diosa de la muerte y la oscuridad, señores del Mictlán (la región de los muertos), a quienes se les concebía en un concepto de dualidad en la religión azteca.

Fueron las deidades a quienes se encomendaban a los muertos pero también eran invocados por todo aquél que deseaba el poder de la muerte. Su templo se encontraba en el centro ceremonial de la antigua ciudad de Tenochtitlán.

Para Cristel, la cuidadora oficial del templo de la Santa Muerte en Tultitlán, las ofrendas que qué se colocan entre el 1 y 2 de noviembre, son como la representatividad de la Santa Muerte.

“Es lo mismo, están llevando la tradición inconscientemente, nosotros ponemos veladoras, comida y todo lo que le gustaba a nuestro familiar, al final estamos siguiendo a la Santa Muerte».

Si bien las oraciones se dan todos los domingos a las 12:00  y a las 2:00 de la tarde, los días 1 y 2 de noviembre, son de fiesta en este municipio y para los devotos de esta figura.

Este año, el templo será abierto a las 10:00 de la mañana. Las oraciones serán desde las 17:00 hasta las 22:00 horas.

Lo que tradicionalmente hace la gente es llegar a orar y tomarse la foto del recuerdo.

Culto prohibido 

Diversas iglesias cristianas como la católica, bautista, presbiteriana, metodista, anglicana, entre otras, rechazan y condenan la veneración de la Santa Muerte, considerándola diabólica. 

Algunas corrientes cristianas (incluyendo el catolicismo) se oponen a que se le adjudique el título de santidad pues carece de las características tradicionales para recibirlo, a excepción de los Arcángeles, solo los seres humanos reciben el título de Santos cuando han llevado una vida en la que ejercitan las virtudes cristianas alcanzando un estado de comunión y amistad con Dios llamado Santidad.

En México, desde el año 2005, al culto que promovía a la Santa Muerte se le canceló el registro constitutivo por la Secretaría de Gobernación de México (SEGOB) debido a que su adoración “desvía gravemente los fines establecidos en los estatutos de la ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público de México”.

TAR