Tumbas de sangre: Asesinatos brutales y la xenofobia se mezclan con lo sobrenatural

Tumbas de sangre: Asesinatos brutales y la xenofobia se mezclan con lo sobrenatural. Foto: Especial

Tumbas de sangre: Asesinatos brutales y la xenofobia se mezclan con lo sobrenatural

Xavier M. Sotelo regresa con un thriller que combina terror, crítica social y cine negro, Tumbas de Sangre.

Alejandro Baillet
Noviembre 9, 2025

El escritor Xavier M. Sotelo, conocido por su trilogía Lobos, regresa con una nueva obra que marca un giro dentro de su trayectoria literaria: Tumbas de sangre (Montena).

En esta novela, el autor explora los límites entre el thriller policiaco, el terror sobrenatural y la crítica social, en una historia ambientada en un pueblo minero de Guanajuato donde una serie de asesinatos sacude la vida de toda una comunidad.

Según el propio autor, ahora se aleja del tono frontal y visceral de Lobos, Rey Lobo y La Montaña de Lobos para adentrarse en una obra con tintes de cine negro, donde los asesinatos brutales, la paranoia colectiva y la xenofobia se mezclan con lo sobrenatural.

Tumbas de sangre es un thriller policiaco de terror que mezcla toda esta parte del cine negro y de los detectives, las investigaciones, los asesinatos brutales… cómo la comunidad reacciona ante lo desconocido, cómo surgen la paranoia y la xenofobia. Cuando se revela quién —o qué— está detrás de todo, entramos en el terreno del terror que más disfruto”, explicó Sotelo.

Narrativa cinematográfica

Con formación en cine y comunicación, Sotelo conserva una impronta visual inconfundible: sus libros parecen filmarse en la mente del lector.

“Mi cerebro trabaja en función de imágenes. Cuando me siento a escribir, empiezo a ver la película en mi cabeza y trato de encontrar las palabras que le hagan justicia”, confiesa.

Esa conexión entre lo audiovisual y lo literario da como resultado un estilo fluido, visual y sensorial, en el que las escenas se despliegan como secuencias cinematográficas.

“Me gusta estimular todos los sentidos del lector: olores, sonidos, texturas. No quiero solo palabras bonitas, sino una experiencia completa. Cuando escribo, es como si se apagara la luz a mi alrededor y empezara a proyectarse la película de la historia en mi cabeza. Entonces busco las palabras que le hagan justicia a lo que veo. Trato de trasladar el frenesí y la emoción del cine al lenguaje literario. Me encanta cuando los lectores me dicen: “Dejé de leer y sentí que estaba viendo una película”. Eso es justo lo que busco”, añade.

El terror como espejo de la sociedad

El autor revela datos sobre su proceso creativo, su amor por México y su visión del género del terror como espejo de la sociedad.

Más allá de los monstruos y la oscuridad, Sotelo reivindica el terror como el género más completo y reflexivo.

“El terror es una crítica social. Sirve para exponer miedos e ideas de una época. Si lees las historias más prominentes de cada periodo, sabrás a qué le temía la gente entonces”, dice.

Siguiendo esa línea, resalta que Tumbas de Sangre aborda temas como el miedo al “otro”, la desconfianza entre vecinos, la xenofobia, la ruptura de la comunidad y la fragilidad de los vínculos familiares.

“No es solo una historia de asesinatos; habla del amor de una madre, de la paranoia colectiva, de cómo reaccionamos cuando el mal parece venir de afuera, sin mirar lo que ocurre dentro de nosotros mismos”, comenta.

En un panorama donde muchos autores sitúan sus historias fuera del país, Sotelo se mantiene fiel a su raíz. Tumbas de Sangre está ambientada en Guanajuato, cuna de leyendas, minas y tradición oral.

“Soy muy orgulloso de ser mexicano. Desde mis primeros libros decidí que mis historias se desarrollarían en pueblos inspirados en lugares reales, para que el lector sienta que ha estado ahí.

“Amo mi país, sus tradiciones y su diversidad. En Tumbas de sangre, el pueblo donde transcurre la trama es ficticio —se llama Minería—, pero está inspirado en los pueblos mineros reales de Guanajuato y otras regiones. Quiero que el lector sienta que ha estado ahí, que reconozca los olores, los sonidos, la forma de hablar. México tiene una riqueza narrativa enorme; no necesitamos irnos a Francia o a Estados Unidos para crear mitologías. Podemos hacerlo desde nuestras raíces”, responde.

El propio título, Tumbas de Sangre, invita a múltiples lecturas. Sotelo la define como una obra con “capas como una cebolla”, donde cada lector puede hallar un nivel distinto: una historia de terror, una reflexión filosófica o una crítica social.

El terror, sobre todo en México, suele ser considerado un “género menor”. ¿Qué opinas de eso?

“A veces se piensa que la buena literatura es solo ensayo o crónica, y que el terror o la aventura son de segunda categoría. Pero no es así. El terror es una crítica social muy poderosa. A través de él puedes reflejar los miedos y tensiones de una época. Si revisas las obras más representativas del género en distintos momentos históricos, verás de qué tenía miedo la humanidad entonces. Por ejemplo, Frankenstein de Mary Shelley refleja los temores frente al avance científico, la electricidad y la pregunta teológica sobre el alma. En ese sentido, el terror es el género más completo: emociona, cuestiona y revela”, recordó.

La oscuridad humana

Una constante en la obra del autor es la exploración de la naturaleza humana y sus zonas más perturbadoras.

“Creo que lo verdaderamente aterrador no siempre son los monstruos, sino el ser humano mismo. Desde Lobos me gusta explorar hasta dónde puede llegar alguien cuando se enfrenta al miedo o a la desesperación. En esa trilogía había personajes cuyas decisiones eran más terribles que los ataques de los hombres lobo. Un monstruo actúa por instinto, pero un ser humano tiene conciencia, puede amar, proteger… y aun así hacer daño. Eso me parece mucho más escalofriante”, reflexiona.

Tras el éxito de la trilogía Lobos, Sotelo es consciente de la exigencia de sus lectores.

“El público puede ser muy exigente, y está bien. Pero también hay que entender que no todo debe gustarle a todos. Como dijo John Travolta después de Pulp Fiction: ‘Ni soy tan bueno como dicen ahora, ni era tan malo como decían antes’.

“A veces la expectativa mata la experiencia. Hay lectores que se imaginan un final o un giro, y si no ocurre, se decepcionan. Pero uno como escritor debe contar la mejor historia posible con las herramientas que tiene en ese momento. En Rey Lobo, por ejemplo, rompí las expectativas y me la jugué. Algunos lo amaron, otros no tanto, pero creo que lo importante es mover emociones. Si una novela provoca reacciones distintas, es que funciona”, expresó.

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