Una carta de buenos deseos
Ideas Sueltas
El inicio de un nuevo año sirve por lo general para la renovación de propósitos, el establecimiento de metas, la reformulación de estrategias para alcanzar el objetivo que quedó pendiente el año anterior. Por lo regular son tiempos de esperanzas renovadas, de ilusiones, de sueños por cristalizar. Coincidentemente es en estos días cuando los niños de gran parte del mundo esperan gozosos la llegada de los Reyes Magos, porque parte de sus esperanzas e ilusiones están depositadas en los regalos que les dejarán mientras ellos duermen. Como pedir no empobrece, aprovechemos la ilusión que nos marcan las fechas del arranque del año para dejar asentados tres deseos para nuestro país en este 2022 que recién inicia.
El primero de ellos tiene que ver con el tema de la pandemia. En marzo próximo se cumplirán tres años de que el virus SARs CoV-2 llegó a nuestro país provocando la muerte en ese lapso de ya casi 300 mil personas. A lo largo de los meses hemos sido testigos de la mutación del virus. La última se da desde hace algunas semanas y muchos países registran una nueva ola de contagios provocada por la cepa ómicron. El país ha tenido un pequeño repunte en los últimos días que obligó a las autoridades incluso a suspender festejos que se tenían programadas como parte de los eventos de fin de año. Nuestro deseo es que ómicron no sea tan severo con los mexicanos. Que sus efectos colaterales sean menos dañinos de lo que fue la variante Delta y que toda la población pueda ser vacunada para poder hacer frente de la mejor manera la pandemia.
Los efectos colaterales de los que hablamos tienen que ver con la economía nacional. Si bien el año pasado hubo datos alentadores respecto a la recuperación de empleos y el repunte de algunos segmentos de la cadena productiva, hubo otros sectores que no han corrido con la misma suerte, por el contrario, ni siquiera han podido levantar al cien por ciento sus cortinas y muchísimos negocios, sobre todo familiares, han cerrado definitivamente. La inflación se disparó y cerró el año pasado en niveles que no se veían desde hace 20 años. Pese al aumento del 22 por ciento que se decretó para los salarios mínimos, la cuesta de enero pinta mucho más complicada que otros años. Nuestro deseo entonces es que la economía personal, familia y nacional se recupere lo más pronto posible.
Ya son muchos años en la que los mexicanos somos víctimas de la violencia del crimen organizado. No hay región del país que no hay registrado eventos sangrientos derivado de las pugnas por conquistar o arrebatar territorio de un cártel a otro. Las diferentes estrategias federales para hacer frente al problema: sea con el combate frontal o con la política de abrazos no balazos no han funcionado. Nuestro tercer y último deseo es que este año los mexicanos podamos vivir en paz, lejos de las zozobra, con la esperanza de que podamos caminar por calles y avenidas de nuestras ciudades sin la preocupación de vivir un episodio sangriento.
Ya tendremos oportunidad con el correr de los meses de saber si nuestros deseos se ven cristalizados. Excelente año para todos.
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