Una vida de silencio por Sara

Una vida de silencio por Sara

Las ítacas

Paloma Cuevas
Abril 13, 2025

“Siento que el deber de las que tenemos una voz y un lugar,

es el de hablar por las que no pueden, visibilizar esas desigualdades”. 

Norah Jones

Cuando leí en uno de los grupos de periodismo mundial a los que pertenezco, la indignación generalizada de los compañeros ante los hechos de la semana pasada sentí un intenso dolor en el alma, son tantos los años luchando por un mundo justo, con Igualdad Sustantiva, dónde quepamos sin cuestionamientos todas, todos y todes y justo en los momentos en los que creo que realmente estamos caminando, se hace presente la maldad para demostrar que las luchas para lograr ser libres de discriminación y abuso no encuentran tregua.

Lo prometido es deuda y cuando se trata de casos como el reciente TRANSFEMINICIDIO de Sara Millerey, nos encontramos de frente con la podredumbre de la sociedad por todos lados y sin escapatoria alguna.

Desde los asesinos perpetradores de este sinsentido, hasta los mirones pasivos que muertos de miedo ante las amenazas siguen permitiendo que unos cuantos dirijan los destinos del espacio donde existen –¡vivir es otra cosa que no conocerán nunca porque son cobardes!- pasando por las “almas caritativas, buena onda” que sin intención, revictimizan, ante la ignorancia sobre cómo abordar los hechos, y cerrando con esas autoridades que se atreven a decir desde el más grande de los cinismos, que “intentarán resolver los hechos”. ¡Ay, señoras, señores y señoros, ojalá tuvieran cinco gramos de vergüenza!, ¿Qué es lo que van a resolver si Sara se ha ido?

Nunca más caminará la calle, sentirá el viento en el rostro, bailará al ritmo de un merengue o escribir a Dios en ese diario suyo, que ahora se ha vuelto del dominio público, gracias a la violación de su intimidad, que se antoja como un acto desesperado para limpiar su memoria y decir innecesariamente que era “una buena persona”, ¡Y aunque no lo hubiera sido! ¡Nadie merece ese trato, ni esa muerte!

Para todos y cada uno de ellos hay un lugar en el infierno, que están creando.

Hasta el día de ayer se contaba con 25 crímenes de odio en lo que va del año en Colombia, 15 de ellos en contra de mujeres trans. Lo tremendo de la indiferencia es que vive en forma de boomerang y cuando la lanzamos hacia los otros, regresa renovada.

Lucía Jiménez (@luciversomujer), Representante por Organizaciones y Comunidades, ante el Consejo Consultivo Distrital de Salud Mental de Bogotá, se encuentra preocupada por la afectación mental que estos hechos provocan:

“La discriminación y violencia que a diario sufren las mujeres trans en casi todos sus entornos, causan una mayor prevalencia de ideación e intento de suicidio, además de trastornos mentales comunes como la ansiedad y la depresión. Con la muerte de Sara, se muere para muchas la esperanza de un mundo libre de violencia, libres de temor para trabajar, tener una familia o en algo tan sencillo como deambular por la calle. Es por eso que se requiere implementar políticas y programas tendientes a revertir esta situación, y que la “Ley Integral Trans”, sea una realidad lo más pronto posible.”

Ya les platicaré más al respecto. Mientras tanto, un minuto de silencio no será suficiente para honrar el dolor de aquellas personas que vemos en este acto una demostración de la barbarie que aún se vive en los espacios geográficos latinoamericanos.

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TAR

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