En el centro del país hay una expresión que ha pasado por diversas generaciones y aún se conserva, se dice que se usa para los problemas que parecen no tener solución. Y es que si no hay cambio personal, ni con intervención divina, se usa el “ni yendo a bailar a Chalma”.
En la cañada de Chalma, comunidad de Malinalco, los pueblos originarios adoraban a Oztoteotl, el Señor de las Cuevas.
Los frailes agustinos fundaron el Santuario del Señor de Chalma en el siglo XVI.
En una cueva de la cañada de Chalma, encontraron un ídolo roto y, en su lugar, un Cristo Negro crucificado, que los vecinos de los pueblos aledaños comenzaron a venerar, además de considerarlo favorecedor de cientos de milagros. Desde entonces, la imagen se convirtió en símbolo de fe y esperanza.
En el Estado de México, muy cerca de Malinalco, está Chalma, un tradicional centro de peregrinaciones que aún conserva imágenes de un México que ya ha cambiado, ahí la gente llega a pedirle al señor de Chalma, una figura de Cristo de color negro, que les ayude en causas difíciles. La tradición dicta que se debe comprar una corona de flores y llegar bailando hasta el templo, de ahí el origen de la expresión.
De acuerdo con las leyendas populares, en San Mateo Atenco, desde hace más de 60 años, existe la tradición de reunir no solo al gremio de zapateros, sino a los pobladores en general, a acudir a la peregrinación anual.
Los 12 barrios del municipio se organizan para realizar el peregrinar.
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Por una apuesta
La tradición oral cuenta que las visitas surgieron a raíz de una apuesta entre el señor Manuel León y Severino Castañeda, dos distinguidos vecinos del municipio, quienes se retaron a caminar hacia el santuario mexiquense. Se dice que ante la incredulidad de algunos, compañeros y amigos decidieron apoyar la apuesta y fue así como se unieron otros destacados amigos de los retadores, Pedro González, Juan Salazar, Inocente Segura, José González Fernández, Margarito León, Juvenal González, entre otros,
Ante la historia, los allegados comenzaron a reunir a la gente para comenzar la travesía, así lograron que gente de los 12 barrios del municipio organizaron las caravanas.
De acuerdo a los testimonios recabados, existía una comisión para ir a marcar tramos, para que no se perdieran los peregrinos, se marcaba con cal la brecha siete barrancas, las barranquitas, antes de llegar al arenal, considerado un tramo difícil. Las piedra, para salir al caminito que va hacia el ahuehuete.
Que nadie se quede atrás
En el trayecto del camino se pasa por diferentes pueblos y municipios. La salida es por el barrio de Guadalupe, San Lucas Tunco, San Pedro Tlaltizapán y como puntos estratégicos la gasera en Santiago Tianguistenco, donde todos los participantes se concentran para seguir hacia el monte, continuar hacia el arenal con dirección hacia el ahuehuete del Señor de Chalma.
La organización es anticipada por meses, pues diversos mayordomos, personas encargadas de recaudar dineros, alimentos, bebidas y transporte de apoyo, se coordinan para tarzan el trayecto.
La peregrinación inicia previo a una misa en la parroquia principal del municipio, a las 7:00 horas. Los primeros en formarse son los hombres, quienes guiarán, con estandartes, a mujeres y niños, después les seguirán los jóvenes y por último, los adultos mayores, quienes portarán una imagen de Cristo; durante el trayecto los estandartes de los barrios y la imagen serán cargados por los participantes, un esfuerzo físico a lo largo de más de 50 kilómetros.
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Desde caminar, correr, andar en bicicletas o las jóvenes madres que utilizan las carriolas como medio de transporte, para llevar con ellas a sus hijos, los caballos o camiones de redilas, son algunas formas de realizar el peregrinar como medios de transporte.
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De acuerdo a la tradición oral la peregrinación salía del municipio de Santiago por la madrugada hasta llegar al Santuario, por lo que había peregrinos que viajaban toda la noche, con el pasar de los años, la delincuencia tuvo presencia en los caminos, que eran transitados por la peregrinación y cometían asaltos; debido a ello decidieron salir con la luz de día y evitar atracos. La peregrinación a diferencia de la más grande de Toluca a La Villa, solo dura dos días. Algunos municipios de la entidad realizan algunas de hasta una semana de peregrinación.
sin olvidar los valles y paisajes pintorescos, el olor a monte, donde se respira el aroma a pino, cedro y oyamel, el color de la arena que cubre las pisadas y los rostros de cada uno de los peregrinos.
Cuentan los más viejos de los grupos que antes a los infantes se les decía que nadie podía descansar, porque se convertiría en piedra, por lo que todos eran obligados a caminar sin quedarse atrás. Todo con la intención de no rezagarse o perderse en el trayecto, pues la idea era mantener a todo el contingente sin perder a nadie. Mención aparte merece la presencia de los niños y la gente local en el monte que se acerca a los peregrinos con la intención de recibir un dulce o una moneda.
Solidaridad
La gentileza de cada voluntario que ofrece desde el desayuno, el agua, tamales, naranjas o la comida para los peregrinos, es un elemento distintivo no solo de los habitantes de los barrios de San Mateo, sino de familias, que hicieron de esta ayuda una promesa anual; ofrecer el desayuno antes de la salida de la peregrinación a cada uno de los peregrinos o hasta donde alcance la ayuda.
La mayordomía del Señor de Chalma del municipio es una agrupación de poco más de 100 integrantes y la componen mayordomos de los doce barrios de orígen indocolonial, sin olvidar a los zapateros de las dos asociaciones de calzado, de la Plaza azul y Plaza Naranja, la agrupación planea y organiza la peregrinación para recaudar recursos, en especial económicos, para ofrecer el almuerzo, comida y cena; además de los servicios de asistencia médica o incluso los elementos que usan para marcar los caminos y evitar accidentes entre los asistentes.
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Coronas de flores y baile
Al llegar a Chalma, los peregrinos suelen comprar coronas de flores y antes de ingresar al templo deberán bailar, pues es una tradición pedir a la figura del Cristo Negro les ayude en las causas difíciles, de ahí el origen de la expresión “ni yendo a bailar a Chalma”.
Para concluir las mandas se realiza, al medio día del arribo una misa. Después de los ofrecimientos y agradecimientos, los participantes se reúnen alrededor del tradicional ahuehuete que se encuentra afuera del templo, donde llevan a cabo una verbena popular con música, donde los atenquenses comparten alimentos y experiencias que se han convertido en la herencia cultural, religiosa y que da sentido de pertenencia al municipio
Información de Leticia Barrón Reséndiz, cronista municipal de San Mateo Atenco
Fotos Pedro Alcántara Delgadillo/ Adriana Álvarez Zepeda
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