Urge garantizar perfiles capaces para atender el problema del agua
Con cada vez hay más ciudades de México en situación de escasez de agua, son mayores las capacidades que se requieren para atender ésta problemática, aún sin esta variable, los perfiles deseables son aún raros de encontrar en los puestos directivos de los prestadores de servicios de agua en México.
Seguimos sin entender lo sensible que es este servicio para la vida diaria de la población, sus consecuencias son muchas y los conflictos sociales se multiplican con facilidad ante la falta de agua en sus hogares, entonces, ¿por qué se sigue tomando a la ligera los perfiles requeridos?, ¿por qué nos seguimos negando a establecer y respetar un servicio civil de carrera que disminuya los riesgos de una mala gestión?
Comencemos por describir que capacidades debe tener la cabeza de un organismo operador, en primera instancia se trata de manejar en 672 municipios del país una figura administrativa denominada Organismo Público Descentralizado (OPD), figura que representa una empresa pública de servicios, que cuenta con personalidad jurídica y patrimonio propios, por lo que su administración es integral, cubre todas las áreas que tendría una empresa privada, con la diferencia que en este caso es un monopolio natural y su objetivo no es de lucro.
Por tanto las capacidades administrativas y de liderazgo deberán de ser fuertes, tener experiencia en la dirección de proyectos basados en resultados; conocimientos económicos y financieros que logren un adecuado sistema de cuotas y tarifas, conocimientos que les permitan formular, evaluar y ejecutar proyectos de infraestructura, esto permitiría en primer lugar escoger las opciones con mayor rendimiento económico y social, y en segundo lugar poder gestionar recursos económicos y programas que les permita su concreción. Un gran porcentaje de directores y presidentes municipales llegan a dependencias estatales y federales a solicitar recursos sin un proyecto debidamente formulado, sólo con una carta solicitud o una idea en sus cabezas que nadie puede evaluar y mucho menos garantizar su factibilidad.
Por otro lado tenemos la cuestión técnica, por supuesto no es esperado que los directores generales conozcan todas las áreas de la operación, pero si deben tener el criterio de contar con un equipo profesional, en constante capacitación y certificación que propongan las mejores prácticas y soluciones innovadoras.
A éstas capacidades que siempre debieron haber existido en los perfiles tradicionales, sumamos ahora capacidades de involucramiento con la sociedad, que se cuente con la sensibilidad de socializar obras, programas y problemas que se susciten, durante mucho tiempo se tomaron decisiones que tenían impacto directo a la población, sin tomarlos en cuenta, eso no puede seguir ocurriendo cuando necesitamos una valorización social del agua.
Se requiere además, de una gestión de riesgos que plantee manejos de crisis, disminución de los factores que pueden afectar la debida prestación del servicio, y por último, la capacidad de crear alianzas interinstitucionales, búsqueda de cooperación con organismos de la sociedad civil, con organismos internacionales, con el objetivo de optar por el modelo de gestión que le permita garantizar la disponibilidad del recurso de manera sostenible, de no hacerlo así, seguiremos trasladando el costo de una mala administración a costa del bienestar de la población, desafortunadamente las decisiones de siguen tomando por compromisos políticos, por cuotas de grupo o amiguismo y compadrazgo. Por lo anterior, se ha planteado que debemos transitar a una regulación para los perfiles de estos servidores públicos, hay mucho en juego.
DB