Habitantes del fraccionamiento Las Alamedas, en Atizapán, han solicitado que el convento de monjas ubicado en la calle Calao 57 deje de entregar alimentos a personas en situación de calle en esa zona, debido a problemas de insalubridad, inseguridad y deterioro del entorno urbano.
De acuerdo con testimonios vecinales, más de 40 indigentes se concentran diariamente en los alrededores del convento, lo que ha convertido las calles en un “mingitorio público”, con olores fétidos y condiciones insalubres que afectan la calidad de vida de los residentes.
Tras fallecimiento de Marciala vecinos tomaron medidas
Jackeline Colbert, vecina activa de Las Alamedas, señaló que tras el fallecimiento de la señora Marciala Jazo, de 81 años, en circunstancias aún no esclarecidas, y el presunto suicidio de uno de los indigentes que ella apoyaba en el Ministerio Público, los vecinos han decidido tomar medidas para erradicar la concentración de personas en situación vulnerable en la zona del convento.
“No estamos en contra de que se les dé alimento, pero pedimos que no sea aquí, en la calle Calao. Las monjas tienen camionetas, platos y recursos para hacerlo en otro lugar, fuera del fraccionamiento”, expresó Colbert.
Tras la entrega de alimento, indigentes permanecen en la zona
Los vecinos denuncian que, tras recibir desayuno a las 8:00 a.m. y comida a la 1:00 p.m., los indigentes permanecen en la zona, muchos en estado de ebriedad o bajo el efecto de sustancias, orinando y defecando en árboles, banquetas y hasta en las fachadas de viviendas.
También señalan que el convento, además de alimentar a los indigentes, vende comida a algunos vecinos como si se tratara de una fonda, lo que ha generado inconformidad por el uso del espacio público.
“Ellas les dan de comer, cierran sus puertas y nos dejan a nosotros con el problema en la calle. La glorieta del Convento se ha convertido en un sitio donde se tiran a dormir la mona, dando muy mal aspecto”, agregó Colbert.
También piden cierre de las cavernas
Los vecinos planean acudir al párroco de la Iglesia de Las Alamedas y a la diócesis de Tlalnepantla para solicitar una intervención. También exigen que se investigue a fondo la muerte de la señora Marciala Jazo.
Además, están presionando a la empresa inmobiliaria Frisa para que clausure de manera definitiva las cavernas del Cerro de La Condesa, las cuales han sido señaladas como puntos de riesgo por actividades clandestinas.
La comunidad de Las Alamedas pide soluciones que respeten la dignidad de todos, pero que también garanticen la seguridad, salubridad y tranquilidad de los vecinos.
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