Vecinos de la colonia Lomas de Sotelo, Naucalpan, solicitan a las autoridades de la alcaldía Miguel Hidalgo mayor control sobre el creciente número de chelerías ubicadas en los límites con Naucalpan, especialmente en la zona de Ingenieros Militares.
Rodolfo Bravo, miembro de la Asociación de Empresarios y Ciudadanos del Estado de México (ASECEM) y ex presidente de colonias, señaló que el aumento de comercios ambulantes en la zona ha generado un verdadero caos urbano.
“Las banquetas están invadidas, obligando a los peatones a caminar por la calle, lo que representa un riesgo constante”, comentó.
Proliferación de chelerías afecta a peatones
Aunque reconoció que ha incrementado la presencia de cuerpos policiacos —municipales, estatales, militares y de la alcaldía Miguel Hidalgo—, afirmó que no han logrado contener el desorden en las calles.
“Cada fin de semana, especialmente en días de quincena, la circulación se vuelve prácticamente imposible”, añadió.
Bravo también denunció que frente a la Fiscalía Regional de Naucalpan, ubicada en Av. Parque de Chapultepec 105, colonia El Parque, ya se han instalado comerciantes ambulantes, lo que agrava la situación.
Respecto a las chelerías, indicó que existen al menos cinco o seis en las inmediaciones de las calles Ingenieros Militares y Río San Joaquín. Mencionó una cantina conocida anteriormente como “La Lola”, que ahora opera bajo otro nombre, justo frente a dos universidades privadas, cuya ubicación —según la ley— no debería permitir ese tipo de giros comerciales.
Ninguna autoridad se hace responsable
En la calle Rodolfo Gaona, recordó que en una ocasión se retiraron baños públicos, pero posteriormente se instalaron nuevos negocios sin regulación aparente.
“Esa zona parece tierra de nadie. Ninguna autoridad se hace responsable, y se permite la instalación de chelerías y tianguis sin control alguno”, lamentó.
Las autoridades han prometido mejoras una vez que se inaugure la parte norte del paradero y entre en funcionamiento el teleférico. Sin embargo, los vecinos aseguran que, mientras tanto, el caos continúa: más ambulantaje, más inseguridad y más transporte irregular.
“Tenemos cuatro tipos de policías y ninguno logra poner orden. Incluso, cuando alguien es asaltado, no sabe dónde presentar la denuncia. El módulo de seguridad que colocaron dentro del paradero es apenas un pequeño cubículo”, concluyó Bravo.
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TAR