Verónica Cruz Ortiz ha dedicado más de una década a construir herramientas para el desarrollo personal, como conferencista, facilitadora de talleres y autora de libros, su propósito va más allá de comunicar ideas; busca provocar transformaciones. Para ella, el empoderamiento de las personas, en particular de las mujeres, comienza por el conocimiento de sí mismas, y la lectura es una vía para ello.
Sus libros impulsan el empoderamiento personal
Desde una postura firme pero compasiva, reconoce que cada persona tiene su propio proceso, pero cree que compartir lo aprendido puede acelerar los caminos hacia una vida más consciente. En ese sentido, sus libros no son solo textos: son puentes hacia la introspección, la empatía y el liderazgo.
Desde la lectura, hacia el poder interior
A lo largo de su trayectoria, Verónica ha encontrado en la lectura un punto de partida para abrir conversaciones necesarias sobre el valor personal, especialmente en mujeres que han vivido bajo roles impuestos o expectativas externas.
Sus libros parten de la necesidad de contar historias reales y de brindar espacios seguros para reflexionar sobre el propio camino. Considera que el empoderamiento no ocurre en el vacío, sino que necesita referencias, testimonios y acompañamientos, muchos de los cuales pueden encontrarse en las páginas de un libro.
“Las mujeres necesitamos espacios donde podamos crecer sin juicio, donde podamos fortalecer nuestras habilidades, y los libros pueden ser ese espacio seguro donde descubres quién eres y hacia dónde quieres ir”, compartió.
Transformar estereotipos y mitos
El primer libro de Verónica Cruz se titula Regresa el Tiempo, y en él, aborda los mitos y estereotipos que han limitado a muchas personas, en especial a mujeres, en su desarrollo emocional, profesional y familiar. A través de reflexiones y experiencias, pone sobre la mesa aquello que suele quedar fuera de los discursos tradicionales: los miedos y prejuicios que se heredan sin cuestionamiento.
“El primer libro, Regresa el Tiempo, habla de mitos, miedos y estereotipos impuestos por la sociedad”, explicó.
La decisión de escribir no fue casual. Después de impartir cursos, conferencias y dinámicas de integración por más de una década, Verónica observó que una charla de una hora no bastaba para lograr cambios profundos. Por eso, concibió la escritura como una forma de continuar el proceso de transformación.
“En más de 10 años en la impartición de team building, cursos, conferencias, me di cuenta que todas las personas merecemos trabajar, desarrollar, reconocer, fortalecer nuestras habilidades blandas y en una hora no se puede sacar el conejo del sombrero, pero quizá darle continuidad a través del libro como una forma de poder seguir”, comentó.
Asertividad, responsabilidad y liderazgo
Las habilidades blandas, como la empatía, la responsabilidad o la comunicación, están en el centro de su propuesta. Verónica recuerda que, aunque en México este tipo de competencias todavía no se valoran lo suficiente, en otros contextos llevan más de medio siglo siendo reconocidas como esenciales para la vida profesional y social.
“A partir de 1960, más o menos, se comenzó a hablar de las soft skills, de ahí viene el término de habilidades blandas; que es la traducción literal. Comenzó en el ejército de Estados Unidos porque se daban cuenta que había elementos que eran muy buenos para la batalla pero que también requerían tener comunicación asertiva y trabajar en equipo”, compartió.
Reconoce que en México hay un rezago, tanto en su enseñanza como en su implementación. Desde su experiencia, las empresas y escuelas suelen centrarse en resultados y calificaciones, olvidando que habilidades como la honestidad o la justicia también se aprenden y deben fomentarse.
“Esto no es nuevo, pero pareciera que en algunos lugares, como en México, apenas se está incursionando en eso, cuando incluso el Foro Mundial de Economía aborda que las habilidades blandas se puedan ver reflejadas en su currículum y que las personas de Recursos Humanos no solo esperan buenas calificaciones, sino de estas habilidades blandas como: honestidad, compromiso, responsabilidad, justicia, entre otras”, mencionó.
La responsabilidad personal, destaca, es una habilidad blanda crucial y transversal. Verónica cree que asumir las propias decisiones puede generar cambios en cualquier tipo de relación, desde la maternidad hasta el trabajo en equipo.
“Creo que en todos los contextos posibles, desde todas las trincheras, si primero desarrollamos o fortalecemos nuestra habilidad blanda de la responsabilidad, podemos evitarnos muchos de problemas, simplemente entre la relación de mamás con hijos o hijas, si asumes lo que tienes que hacer contribuyes a que haya un clima organizacional sano, si como pareja dejamos de cifrar todas las expectativas en la otra persona y darte cuenta que tú eres quien puede provocar esos momentos, te das cuenta que la felicidad tú la trabajas. Incluso en las empresas, entre ser un equipo o solo un grupo heterogéneo”, consideró.
Empatía, valores y conciencia social
Otro concepto que atraviesa la obra y el discurso de Verónica es la empatía. Más allá de una virtud deseable, para ella es una habilidad que puede desarrollarse y que resulta clave para entender las diferencias entre personas, estilos de vida y necesidades sociales.
“…Sii no conoces más allá de qué necesidad le resuelves a la sociedad, ahí descubres tu idea de valor y no nada más en productos, también como personas tenemos un diferendo, que son nuestros valores y están incluidos en los 17 objetivos de desarrollo. Es algo que no es exclusivo de un sector, incluso para tomar conciencia del nivel de violencia que hoy tenemos”, relató.
A pesar del contexto social adverso, Verónica nota que hay mayor apertura a temas como el género, el desarrollo emocional y la comunicación efectiva. No obstante, insiste en que estas habilidades aún deben interiorizarse para que realmente puedan reflejarse en las relaciones cotidianas.
“Considero que sí hay una apertura; sin embargo, todavía hay mucho que trabajar, así como en perspectiva de género los trabajos tienen más de 60 años y aún seguimos viviendo violencia en diferentes modalidades, las habilidades blandas que no son nuevas y que hoy son mandatorias todavía requieren insertarse en cada persona para que sean reflejadas alrededor pero también consigo mismo”, dijo.
Motivación personal y liderazgo desde lo íntimo
Para Verónica Cruz Ortiz, escribir también es una forma de conectar con su entorno más cercano. La motivación para crear sus libros nace del deseo de aportar a su familia y a otras personas, compartiendo las herramientas que ella misma ha utilizado para transitar sus procesos.
“Para mí la motivación es mi familia y saber que desde mi trinchera puedo aportarle a otras personas con este discernimiento, el trabajo espiritual, me hacen sentir ese poder de que tengo un mensaje que lo puedo compartir con tantas personas sea posible; por ejemplo, en mi segundo libro Comunica tu liderazgo, hablo de la responsabilidad personal para fortalecer el liderazgo a través de la comunicación como habilidad blanda, para encarar cualquier circunstancia que se nos presente en la vida y que podamos tomar conciencia de las decisiones que integran nuestros logros personales”, apuntó.
Verónica no espera fama ni grandes reconocimientos. Para ella, el verdadero valor de su trabajo está en saber que sus palabras pueden resultar útiles para alguien más. Esa posibilidad de acompañar, incluso a distancia y sin conocer personalmente a quien la lee, representa una forma de realización personal.
“Para mí ya es gratificante saber que lo que voy a compartir le va a ser útil a otra persona, esa es una sensación como la Pirámide de Maslow, de cubrir las necesidades básicas y el pico de la pirámide que es la autorrealización y elegir trascender, para mí la forma de hacerlo es de una manera escrita a través de los libros”, concluyó.
La obra de Verónica Cruz Ortiz se mueve entre la experiencia personal, la pedagogía emocional y la escritura terapéutica. Su apuesta no es dar recetas, sino acompañar procesos. Desde los títulos de sus libros hasta las historias que los componen, hay un llamado constante a mirar hacia adentro, a asumir la responsabilidad de las propias decisiones y a construir relaciones más conscientes.
Con cada libro, Verónica deja testimonio de que el liderazgo no siempre se impone desde una posición de poder, sino que puede ejercerse desde la palabra escrita, la crianza, una conversación o la forma en que nos miramos a nosotras mismas. Y desde esa trinchera, sigue escribiendo, porque sabe que aún hay muchas mujeres por descubrir su propio valor.
El libro, dice la autora, es un testimonio de que el liderazgo no se impone desde una posición de poder. Foto Especial
PAT
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