Violencia y futbol
Tras los lamentables acontecimientos acaecidos el sábado pasado en el Estadio Corregidora entre barristas de Gallos y Atlas, que dejaron como consecuencia un total de 26 personas heridas, las autoridades del fútbol nacional -en este caso la Liga MX- vuelven a demostrar no tener una verdadera intención de erradicar la violencia de los estadios.
¿Por qué? A final de cuentas todo se traduce en un tema económico, pues las barras también terminan siendo un negocio para los clubes, pero el tema de fondo y que no se ha querido combatir, son las barras, pues este modelo de “soporte” a los clubes va mucho más allá de la afición a un equipo, a los integrantes de las barras se les vende una idea de que sus clubes son “sagrados” y no hay nada hay por encima de ellos, lo cual termina por convertirse en fanatismo con las consecuencias que el sábado experimentamos.
En 1996 se fundó la barra Ultra Tuza en el club Pachuca, gracias a que el empresario ligado al club, Andrés Fassi, promovió que ese grupo de animación tuviera lugares preferentes en el Estadio Hidalgo y se les dieran todas las facilidades para que estuvieran durante todos los partidos y en todo momento apoyando a los Tuzos.
Este modelo de apoyo a un club de radicales argentinos terminó por replicarse en casi todos los clubes de México y hoy prácticamente no hay equipo que no cuente con su barra y ese es el verdadero problema, que son los mismos equipos quienes dan todas las facilidades a estos grupos porque al final del día no sólo tienen un apoyo “incondicional”, sino que también representan un negocio, además de que estas barras se encargan de reclutar a más y más aficionados para convertirlos en radicales.
Y la prueba de que la Liga MX no quiere hacer las cosas bien, es que simplemente ayer lunes conocimos la determinación de Mikel Arriola, mandamás de la Liga, que el viernes se retomarán las actividades del torneo Clausura 2022 como si nada hubiera pasado y con el partido entre Necaxa vs. Gallos, sí, el mismo equipo por el que muchas voces pedían su desafiliación por las lamentables imágenes que se circularon en el mundo de la violencia en La Corregidora.
¿Sería la desafiliación del club Querétaro una buena medida para intentar frenar la violencia en el fútbol? Sí, pero solamente sería el inicio. Para empezar, el fútbol no debería regresar este fin de semana, pero cómo quitarle la tentación a la Liga MX de seguir recaudando dinero si este fin de semana se juegan los partidos Cruz Azul vs. Pumas y Guadalajara vs. América… ¡no, jamás! Antes está el negocio del fútbol y de las sanciones… pues “ya se hablará”.
Entonces, si el fútbol estuviera suspendido con los juegos que vienen este fin de semana, se estaría dando un mensaje por parte de la Liga de cero tolerancia a la violencia en el futbol mexicano, en vez de eso, ya se relamen los empresarios los bigotes por la derrama económica que ocurrirá ahora que se dio luz verde a las actividades.
Lo mismo hubiera sido con la desafiliación del Querétaro, no se trata -como algunas voces dicen- de castigar a una ciudad y dejarla sin fútbol, se trata de dejar un precedente que sea firme y deje en claro que ese tipo de conductas no serán toleradas.
Sin embargo, los juegos de la Liga MX simplemente llegan de nuevo este fin de semana y parece que nada más pasará, pues en el debate actual que se tiene, el tema de erradicar a las barras no se está tocando, por el contrario, todo parece ubicarse en las sanciones a los responsables que, dicho sea de paso, deben ser ejemplares.
Sin embargo, insisto, el tema de fondo no está siendo abordado, por lo que no debe sorprender a nadie que un evento similar al del sábado pueda repetirse y, ahora sí, con pérdidas humanas que lamentar.
Twitter: @campudia