Wall Street: a navajazo limpio
Los Sonámbulos
Por Jesús Delgado Guerrero
Desde hace décadas el economista John Kenneth Galbraith describió el objetivo primordial de Wall Street: poner cómodo al especulador y facilitar la especulación (“El Crac de 1929”).
Así había sido durante años… hasta la semana pasada, luego de que “inversores minoristas” (apostadores “aficionados”) plantaron cara a los “inversionistas tradicionales” (apostadores profesionales).
Por años el proceso había sido sencillo: “Los bancos suministran fondos a los agentes de cambio, éstos a los clientes… y las garantías de pago vuelven a los bancos en un suave pero continuo y automático caudal”, refirió Galbraith.
Así es como operan los llamados “fondos buitre”, vía apalancamiento (deuda con bancos u otros), que en días recientes tuvieron que enfrentar a las hordas cibernéticas de usuarios de “Reddit”, los cuales desafiaron las apuestas de los “hedge funds” (gestores de fondos de cobertura, instrumentos de alto riesgo). Según esto, detrás del movimiento están jóvenes “millennials” (que aquí representan nuestra heroica generación Fobaproa -ahora IPAB- por el timo de 1994 que todavía estamos pagando), aunque también se ha sugerido la mano de la firma financiera Black Rock, dueña de casi 13 por ciento de GameSpot (la víctima hasta ahora fallida de los fondobuitreros de Wall Street) y una de las gestoras de activos (también fondobuitrera) más grande del mundo.
Black Rock es, además, accionista de la agencia calificadora de riesgos Moody´s; Uber, América Móvil (socio de Carlos Slim, pues), Cemex, OHL, la petrolera Repsol, Gamesa; Coca Cola Femsa, Cemex, Alfa; bancos como BBVA, Santander y es el principal inversionista en la Bolsa Mexicana de Valores.
“Wall Street, en estos asuntos, es como una mujer hermosa y llena de perfecciones, que se ve obligada a llevar medias negras de algodón, ropa interior de lana ordinaria, al tiempo que ostenta una educación de cocinera, porque, desgraciadamente, si mostrase todas sus perfecciones sería tenida por una prostituta”, detalló el también historiador Galbraith sobre las tareas especulativas.
“Wall Street, sin embargo, no ha sido nunca capaz de manifestar su orgullo por estas manipulaciones, admirables y hasta maravillosas únicamente en relación con el objetivo que sirven”, destacó.
El hecho es que en el templo más emblemático de las finanzas de palenque, la rebelión supuestamente plebeya se libró a navajazo limpio, olvidadas todas las formas y etiquetas, y evidenció nuevamente el objetivo primordial: facilitar la especulación, con la diferencia ahora de que intrusos aparentemente “espontáneos” se sumaron a la orgía casinera cotidiana, luego de descubrir la maniobra para apostar en contra de la alicaída empresa GameSpot.
Los “tiburones” resultaron viles carpas frente a la masiva embestida y algunos entusiastas echaron mano de incendiarias proclamas marxistas (“es la lucha de clases”) y otros declararon su participación como parte de una venganza contra aquellos que obraron para enviar a la ruina a millones de familias tras el crac financiero con las hipotecas Subprime (2008). Y amenazan con ir por más para un supuesto ajuste de cuentas con los apostadores profesionales que, en bancarrota y con deudas, han operado para frenar la ola, imponiendo restricciones de compra de acciones.
Lo que suceda después ya será otra historia, pero la revuelta bursátil ha sido de antología, poniendo en graves aprietos a los expertos y al sistema mismo en su esencia depredadora.
¿Qué tiene qué ver esto con nuestro país? Bueno, justo por esas maniobras especulativas es que durante la pandemia en el 2020 la deuda nacional aumentó en más de un billón de pesos (superó los 12 billones de pesos).
Los gobiernos lo saben, pero han actuado como “gerentes” o son adictos a las ideas que fomentan el capitalismo depredador bajo el encubridor eufemismo de “libre mercado”.