Xocotepetl y La Bufa: señales del cielo
En las tierras fértiles del Estado de México, dos imponentes montañas se erigen como guardianes de los valles y las comunidades que a sus pies reposan. Son el Cerro de Jocotitlán, conocido como Xocotepetl y La Bufa, cuyas cimas, envueltas en misticismo, han sido objeto de leyendas y señales interpretadas por generaciones.
El Xocotepetl es un volcán que domina el horizonte con su majestuosa altura de 3 mil 953 metros sobre el nivel del mar; forma parte del Eje Neovolcánico, formado por flujos de lava y eyecciones de piroclastos.
Xocotepetl y La Bufa: señales del cielo
En 1975, un área de 3 mil 701 hectáreas alrededor del cerro fue declarada área natural protegida con el nombre “Parque Natural Estatal Isidro Fabela”, en homenaje al académico, diplomático y exgobernador de la entidad.
Los pueblos originarios la definen de otra manera, para los mazahuas es Nguemore o “montaña sagrada”; en la mitología Otomí, el volcán fue una antigua capital de ese pueblo y aparece en varias de sus leyendas como pareja del Nevado de Toluca. Lo llamaban Gumidi, “el que está sentado de frente”.
En el México prehispánico, el volcán era un lugar donde veneraban a Otontecuhtli, el dios principal de los otomíes, también venerado por los pueblos nahuas como Dios del Fuego con el nombre de Xiuhteuctli. En la actualidad en una de sus ladres existe una capilla donde se venera a San Antonio.
El Xocotepetl puede accederse con facilidad desde los pueblos Jocotitlán y La Providencia. También desde una caseta que regula el acceso al parque estatal parte un serpenteante camino de 19 kilómetros de longitud que permite un desnivel de más de mil metros hasta la cima
Los lugareños observan con especial atención cuando este cerro se adorna con una nube en forma de sombrero. Es una imagen que despierta la memoria colectiva y la sabiduría popular, que asegura que esta nube anuncia lluvias próximas.
El sombrero nuboso no es sólo un fenómeno meteorológico, es un augurio y una señal de la madre naturaleza que invita a prepararse para las aguas que están por venir. En tiempos antiguos, los habitantes tomaban estas señales con seriedad, organizando sus labores agrícolas y actividades cotidianas según la previsión del clima que el cerro dictaba.
Por su parte, el cerro de La Bufa es una formación rocosa que se destaca por sus escarpadas paredes y su particular silueta, posee su propio simbolismo atmosférico.
Es un cerro con elevación de 3 400 m s. n. m., ubicado al suroeste de Villa del Carbón, también en el norte del estado, al pie de la presa del Llano.
Está en medio de un impresionante y majestuoso bosque de coníferas y un terreno montañoso que ofrece caminos de todo terreno, terracerías amplias, valles, riachuelos y cañadas.
Es el lugar ideal para actividades extremas
Su cúspide representa desafío, fuerza, reencuentro con uno mismo, con la naturaleza y con la libertad. Una experiencia única para los más aguerridos, audaces y extremos.
Al igual que el Xocotepetl, cuando La Bufa se envuelve en un rebozo de nubes, es un indicio claro de que la lluvia es inminente. Esta imagen de la montaña cobijada evoca una figura maternal, protectora, que se cubre y protege bajo el manto de la naturaleza.
Para los habitantes de la región, este rebozo de nubes es una advertencia amable pero firme de que el cielo está por derramar sus bendiciones líquidas sobre la tierra.
Es un recordatorio de la conexión profunda entre la naturaleza y la vida cotidiana, una danza de elementos que dicta el ritmo del día a día.
Así, tanto el Cerro de Jocotitlán como La Bufa no son simplemente accidentes geográficos. Son centinelas y narradores de la meteorología local, cuyos cambios en apariencia y vestimenta de nubes son leídos como mensajes del cielo.
A través de estas señales, las montañas hablan a los pueblos, perpetuando una relación respetuosa y armoniosa con la naturaleza que ha perdurado por generaciones. En estos relatos y observaciones, se encuentra un valioso patrimonio cultural que nos invita a mirar hacia lo alto y escuchar lo que las nubes tienen que decir.
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SPM
