Cansados del abandono institucional y del avance imparable de la tala ilegal, comunidades mazahuas, otomíes y tlahuicas bloquearon durante más de siete horas los carriles centrales y laterales de Paseo Tollocan, a la altura del monumento a Emiliano Zapata. Exigieron al Gobierno del Estado de México intervenir ante las invasiones, el cambio de uso de suelo y la pérdida de los bosques que, aseguran, amenazan no solo sus territorios, sino el abasto de agua del Valle de México.
Comunidades indígenas del Edomex se movilizan en defensa del Bosque de Agua y contra el abandono institucional
La protesta comenzó poco después de las 10:00 horas y reunió a habitantes de Naucalpan, Huixquilucan, Donato Guerra y Ocuilan. No fue sino hasta pasadas las 17:00 horas cuando las comunidades decidieron liberar la vialidad, tras una jornada en la que, pese a su magnitud, ninguna autoridad acudió al diálogo.
Los pueblos originarios denunciaron que mientras ellos reforestan y cuidan los montes, las dependencias ambientales y agrarias mantienen una actitud indiferente ante la devastación forestal y el crecimiento de desarrollos inmobiliarios.
“Ellos mismos nos obligan a hacer esto. Si cumplieran con su trabajo, no estaríamos aquí”, expresó Alberto Martínez, representante de San Francisco Mihualtepec, municipio de Donato Guerra.
Martínez recordó que su comunidad enfrenta un conflicto agrario desde hace casi siete décadas, por 93 hectáreas expropiadas en 1954 que nunca fueron indemnizadas.
“Nosotros cuidamos el monte para que haya agua. El Cutzamala abastece a 13 municipios y 12 delegaciones, pero el apoyo que recibimos es mínimo”, reclamó.
En Donato Guerra, la tala y los conflictos por la tierra han fragmentado las zonas de recarga hídrica del Sistema Cutzamala.
En el sur del estado, la comunidad tlahuica de Ocuilan denunció la extracción clandestina de madera en los bosques de San Juan Atzingo, donde comuneros estiman la caída diaria de hasta 200 árboles.
En tanto, en Naucalpan y Huixquilucan, los manifestantes acusaron el avance de proyectos inmobiliarios sobre terrenos comunales, lo que ha reducido la cobertura vegetal y afectado los manantiales que abastecen al poniente del Valle de México.
Lucha por la tierra
Las y los participantes eligieron el monumento a Emiliano Zapata como punto de encuentro por su valor simbólico en la lucha por la tierra.
“Cuando andan en campaña prometen cosas, pero cuando llegan al poder no las cumplen. Su obligación es venir a ver qué pasa”, lamentó Martínez.
El bosque de agua, recordaron, abastece a más de 23 millones de personas y actúa como pulmón natural de la megalópolis. Por ello, insistieron en que su lucha no es local ni aislada, sino una defensa del bien común.
“La gente en la ciudad abre la llave y tiene agua, pero no sabe que nosotros la captamos en el monte”, subrayó el comunero.
Los pueblos indígenas advirtieron que mantendrán su exigencia de diálogo con los gobiernos estatal y federal hasta que existan compromisos reales para detener la tala, frenar las invasiones y garantizar la protección de los bosques que sostienen la vida en el Valle de Toluca y en todo el centro del país.
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