De la guerra y a ver quién la tiene más corta, (la razón)

Antevasin

Hablar de masculinidad y feminidad es cada vez más complejo a partir de la deconstrucción de los roles humanos determinados por la circunstancia de nacimiento y la forma en que interactuamos lejos de estereotipos binarios.

Sin embargo, la forma en que somos educados determina de manera indeleble nuestros principios, valores, formas de conducta, aficiones, costumbres y rutinas, así como la manera en que nos relacionamos con otras sociedades fuera de la familia.

Es tremendo darse cuenta la manera en que esta formación permea en todos los ámbitos de nuestra vida y modela nuestro sistema de creencias.

Tal como hemos visto después del incidente ocurrido el pasado domingo 27 de marzo, durante la 94° entrega de los Premios Oscar, cuando el comediante Chris Rock realizó sus acostumbradas “bromas” de pésimo gusto, en las que agrede de forma sistemática a la audiencia – ¿quién dijo que el humor que falta al respeto deba ser promovido en un programa transmitido a nivel mundial? – En algún momento el anfitrión se dirige a Jada Pinkett Smith diciendo:

“Jada, te amo. ’G.I. Jane 2′. No puedo esperar por verla”. La broma es grave porque se refiere al padecimiento por alopecia que sufre la actriz.

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Debe ser muy difícil vivir en un mundo donde se espera que las personas sean perfectas con un padecimiento que afecta la imagen de una mujer conocida por su calidad actoral y su belleza.

Will Smith reaccionó entonces subiendo al escenario y golpeando a Rock en el rostro con una cachetada.

Muchas personas han criticado a Smith por reaccionar con violencia a un comentario malintencionado que provoca risa fácil y que toma como blanco a su esposa, otros más han felicitado a Smith por “defender y respaldar” a la mujer en su vida.

Sin embargo, creo fervientemente que este es un caso más de machos alfas peleando por la atención y dejando de lado a la persona agredida.

Habría sido deseable que Jada subiera al escenario con el respaldo de Smith y hubiera puesto en su lugar al abusivo en cuestión, educándolo.

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Es triste que en un mundo llenito de gente que se considera más valiosa o importante que los otros, para muestra el megalómano que el año pasado trató de robar las elecciones de los Estados Unidos.

Otro más que ahora mantiene en guerra a una parte del mundo y otros tantos más, demostremos nuestra incapacidad para vivir en el respeto.

A fin de cuentas, pareciera que en esta guerra por ver quién la tiene más corta – la razón – quien termina por perder siempre es la humanidad.

Ojalá podamos conocer un mundo en paz, eso sí que sería una innovación.

Twitter: @PalomaCuevasR

Un comentario

  1. Genial PALOMITA.
    Tienes toda la Razón. Creo que ella debió de defenderse .
    La ira de Will no es más que una reacción de hombre machista e inconsciente,

    Y por otro lado el agresor .
    No tiene el menor respeto ni valores.
    Que tristeza que en ese evento tan importa. Sucedan estas cosas tan desagradables y más por tratarse de agresión a una mujer.