De Remedios la Bella y el escape de la realidad

Antevasin

En el principio era la Diosa, la mujer madre, dadora de vida, y quien tenía en su vientre el destino del hombre, pero a partir de la invención del concepto de Dios (masculino), y de la subsecuente sumisión de la mujer como historia paralela, a las mujeres se nos han endilgado un montón de roles complicados de cumplir, pero de los cuales no se espera que nos “atrevamos” a quejarnos.

La creación de la bruja como contraposición de lo aceptado, su estigmatización en las sociedades donde no se admite a la mujer como un ser libre, pensante y capaz de cuidar de sí misma, su discapacidad “social” en caso de no estar acompañada de UN HOMBRE

Es ahí donde aparece en una obra cumbre de la Literatura Latinoamericana “Remedios la Bella” un personaje que no tiene nada que ver con la quintaesencia de la mujer.

Remedios la Bella rompe con lo que se espera de “La Mujer”, en la sociedad Macondense, Macondina o cómo quiera que se diga.

El hecho de no estar interesada en emparejarse con nadie, genera el mito de que posee poderes de muerte, sustentados por cuatro hombres que por pretenderla terminan muriendo.

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Algunos des-hocicados se atrevían a decir que bien valdría la pena sacrificar la vida por una noche con la conturbadora mujer que se mantuvo virgen durante toda la vida. Jamás ni por equivocación se dice que Remedios sea amada por nadie, sino deseada – el deseo como trastorno provocado ante la ausencia de la posesión de lo que se quiere-, tal vez el que alguien la hubiera amado habría terminado con la maldición de muerte, pero desgraciadamente eso no se le ocurrió a nadie.

Las mujeres de la casa comenzando por Úrsula que se fastidió de tratar de “domesticarla” y terminando con Amaranta que no logró volverla una mujer “útil” terminaron por no querer tener nada que ver con ella. Su incapacidad de ceñirse a los moldes, terminan por aislarla de su mundo.

Remedios la bella se vio en el “desierto de su soledad”, hasta una deliciosa tarde de marzo en que Fernanda deseo doblar sus sábanas de bramante solicitando el apoyo “de las señoras de la casa” (siempre me pregunté y por qué no le pidió ayuda a los hombres, en general tienen los brazos más largos ¿no?)

La palidez de Remedios anuncia que algo no está bien y de repente un viento la catapulta al cielo y con el  que Remedios la Bella asciende a las alturas en donde desaparece para no volver jamás; tal vez como una representación semiótica de su no pertenencia a un mundo que no comprende a una mujer que no se esfuerza por encajar…

En un mundo como ese no es de extrañarse que Remedios la Bella haya preferido ascender al cielo y permanecer ahí rodeada de brisa, arcoíris y soledad, en ese paraíso donde nadie tendrá el atrevimiento de irla a violentar.

Las mujeres no somos ese ser indefenso que debe permitir abusos, somos mucho más que eso, somos sueños en movimiento, evolución y libertad.

@PalomaCuevasR