De mares de esperanza…

Antevasin

Probablemente de todos nuestros sentimientos el único que no es verdaderamente nuestro es la esperanza.
La esperanza le pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose.

JULIO CORTÁZAR

Hablar de esperanza, es retomar su origen latino y comprender que proviene de la palabra esperar del latín sperare – tener esperanza – de ese mismo verbo provienen esperar, desesperar y prosperar.

De acuerdo con Isidoro de Sevilla:

“La palabra esperanza se llama así, porque es como el pie para caminar, como si dijéramos: es pie (spes). Su contrario es la desesperación, porque allí donde faltan los pies, no hay posibilidad alguna de andar.”

(Etimologías (2004) – Isidoro, Santo, arzobispo de Sevilla.

Quién mejor para saber de esto que Andrea Sáenz-Arroyo (1971), con quién tuve la oportunidad de platicar sobre su más reciente libro:

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Un mar de esperanza. Soluciones ciudadanas para un planeta sostenible.

Actualmente residiendo en Chiapas, rodeada de bosques y a lado de un río.

Bióloga marina con un doctorado en Economía Ambiental, ha trabajado toda su vida para entender las condiciones que les permiten a las sociedades generar economías sólidas, sustentables e incluyentes, que se comprometan con el cuidado de la naturaleza.

Recibió en 2011, el premio Pew de Conservación Marina por su trabajo para diseñar estrategias de restauración ecológica con las comunidades pesqueras de Baja California, uno de los galardones con más prestigio a nivel global.

La recomendación de hoy – Un mar de esperanza – fue desarrollado con el apoyo de la beca que le otorgó este reconocimiento.

En esta publicación Sáenz–Arroyo habla de años recientes cuando las sociedades aún estaban conectadas con la naturaleza y cómo a partir del ¡boom! de la tecnología, el poder económico y la urgencia por migrar a las ciudades la desconexión e indiferencia han sido las aparentes consecuencias lógicas.

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Durante su estadía en el norte del país y su acercamiento a los pescadores de la zona la Dra. Sáenz – Arroyo descubre una realidad que se no se había observado por la comunidad científica:

Las consecuencias de la depredación del medio ambiente.

La comprensión previa de la urgencia de la adaptación al entorno y medio ambiente a partir de la visión de “recrear” al mundo ha hecho que no comprendamos la evolución de un planeta con más de tres mil millones de años, lo cual podría condenar a nuestra especie a un futuro poco aliciente.

La pregunta permanece: ¿Qué necesidad tiene la vida de defenderse?

 Habrá que leer para comprender y cambiar paradigmas. Estamos a tiempo.

Aquí para ver la entrevista completa:

https://www.facebook.com/ProyectoItaca00/videos/378604254135806

Agradecimiento especial a Adriana Velarde, por hacerlo posible.

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