De negarnos hasta desaparecernos

Antevasin

Son días aciagos, días desesperanzadores y desgraciados. 

Hace una semana celebrábamos de manera cuasi infantil – con la inocencia que la infancia implica, el sueño de que lo ideal pueda volverse real, gracias a la designación de la Magistrada Norma Piña, como Presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; rompiendo techos de cristal, paradigmas y siglos de invisibilizaciones y silencios. De hecho, llegamos a cambiar el sentimiento de enrabiamiento por siempre, reportado por Cristina Rivera Garza en el Invencible verano de Liliana, por algo distinto, algo nuevo, y logramos sentirnos acompañadas, respaldadas y acuerpadas…

Y mientras en algún lugar del mundo la esperanza se enciende, en otros el abuso, el maltrato y la desaparición prevalecen. Es imposible hablar de desarrollo sustentable, igualdad femenina y unicornios morados mientras en el mundo sigan existiendo circunstancias que no permitan el acceso a la dignidad y la justicia para las mujeres en el mundo.

Hoy el tema en la mira son algunas de las naciones árabes y la manera en la que las mujeres sobreviven con restricciones y lineamientos inhumanos.

Tomemos por ejemplo a Afganistán que ha sido dominada en dos ocasiones ya por grupos de puristas islámicos declarados – mejor conocidos como Talibanes – que tras la invasión rusa a su territorio en 1979 para apuntalar al gobierno comunista establecido, fueron expulsados en 1989 del territorio en cruentos enfrentamientos con los muyahidines. En 1996 tras la declaración de un Emirato Islámico, imponiendo su interpretación del Corán, y castigos públicos, que evidentemente atentan contra los derechos humanos, tales como azotes, mutilaciones y ejecuciones en masa.

Durante aquella primera ocasión de ascenso al poder, las mujeres y las niñas fueron segregadas a roles sociales casi nulos, prohibiéndoles la realización de la mayoría de los trabajos y hasta la asistencia a las escuelas., además de estar en constante riesgo de ser castigadas en caso de desobedecer cualquiera de las prohibiciones.

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Tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 a las Torres Gemelas, una coalición liderada por Estados Unidos logró derrocar al gobierno talibán, lo cual supuso un breve descanso para las mujeres de aquel país, sin embargo, el pasado 15 de agosto de 2021, los grupos talibanes entraron a Kabul, retomando el poder y con ello generando un tremendo retroceso en los espacios ganados. 

Así como los veintinueve puntos de negaciones de existencia femenina que desde su regreso han impuesto como régimen del terror, y que aquí enlisto: 

Está prohibido:

El trabajo femenino fuera de los hogares, salir de casa a menos que estén acompañadas de un mahram , – hombre de parentesco cercan0, como padre, hermano o marido. – no pueden cerrar tratos con comerciantes masculinos, ser atendidas por médicos masculinos. Estudiar por ningún motivo, mostrar parte alguna de su cuerpo en público, – el rostro incluido. – Todas aquellas mujeres que no vistan de acuerdo a las reglas o que no vayan acompañadas de su mahram serán sometidas a azotes, palizas y abusos verbales, las mujeres que muestren sus tobillos serán sometidas a azotes en público. 

También está prohibido mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio a riesgo de ser lapidadas. Utilizar productos cosméticos, hablar con cualquier varón que no sea su mahram. Hablar o reír en público. Utilizar zapatos de tacón que provoquen que un varón pueda escuchar sus pasos. Subir solas a un taxi, tener presencia pública, realizar cualquier deporte, montar en bicicleta, llevar ropa de colores vistosos, por ser sexualmente atractivos. Por si fuera poco, reunirse con motivo de festividades o propósitos recreativos, lavar la ropa en los ríos o plazas públicas. 

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Ninguna calle, plaza o avenida puede llevar la palabra ‘mujer’ en su nombre. Tampoco pueden asomarse a los balcones o ventanas de sus domicilios. No deben ser vistas. Para evitar que cualquier extraño pueda ver a una mujer, es obligatorio que las ventanas sean opacas. Los sastres no pueden tomar medidas a las mujeres ni elaborar ropa femenina.

Se evita mezclar a hombres y mujeres por lo cual existe segregación en los autobuses. 

Otras prohibiciones: utilizar pantalones acampanados , incluso cuando estos quedan ocultos bajo el burka, ser filmadas o fotografiadas, publicar imágenes de mujeres impresas en revistas y libros.

Habrá que preguntarse qué piensa hacer la comunidad internacional al respecto, pues mientras la ONU ha condenado la decisión de prohibir la asistencia de las niñas y las mujeres y la escuela e instado a revocar está orden, la novedad es que el 8 de enero se ha anunciado la prohibición de atención médica masculina para las mujeres y con la prohibición de acceso a las escuelas, no habrá producción de médicas, lo que condena a las mujeres afganas a una vida sin acceso a la salud.

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Es como si estuviéramos en la antesala de la amputación de las mujeres, como si fuéramos tumores malignos que hay que negar y destruir hasta desaparecerlo.

DMM