El pasado lunes se presentó el Plan México, una visión de desarrollo, a partir de algo que desapareció en México desde hace décadas: la política industrial.
Recordemos el dislate del premio nobel de economía Gary Becker que decía que “la mejor política industrial, es la que no existe”, y que después la repitiera nuestro exsecretario de comercio y fomento industrial, Jaime Serra Puche, aunque después aclararía que se refería a la política antigua.
Lo que está detrás de esta frase es el que las fuerzas del mercado deberían establecer qué industrias deberían de establecerse, cuándo y dónde estas quieran; ya que, de otra forma, se tendía a favorecer a una pocas empresas con el tiempo, como ocurrió con otras tantas recetas, el resultado fue desastroso. En el caso de México, la disminución de la industria nacional dio paso a una industria manufacturera extranjera, con empleos, pero de baja calidad, un desarrollo desigual en el país, entre otras consecuencias.
El Plan México recupera una política industrial mexicana, una con aspectos interesantes. Analicemos las principales y las que tienen que ver con el agua. Como misión podemos enlistar el que buscará elevar el contenido nacional y regional en productos estratégicos, crear empleos de calidad, incrementar el valor agregado en proveeduría local y determinar prioridades nacionales de inversión local y extranjera de acuerdo con las necesidades de competitividad y bienestar del país. Esto no es otra cosa que la planeación económica de la inversión. Existen dos puntos que nos gustaría contar con mayor información, si basta con desarrollar vocaciones regionales o serán complementarias, conocer cuáles serán los sectores prioridades y a qué se refiere con impulsar la integración del continente.
Dentro de las metas presentadas, llaman la atención incrementar la relación inversión/PIB, muy necesaria, sobretodo también en inversión pública de infraestructura, incluídas las relacionadas con el agua. También se propone mejora regulatoria, aumentar el turismo y fomentar la sostenibilidad ambiental empresarial, a través de prácticas ASG y reuso del agua; en este punto aún hay áreas que se deben resolver y explorar más a fondo.
En específico, con el agua se integran el Plan Nacional Hídrico, el Acuerdo Nacional por el Derecho Humano al Agua y el Plan México, se menciona la inversión presupuestada a través de la Conagua, los 16 mil 400 millones de inversión privada, promover el cambio climático por sectores que promuevan energías limpias o que reduzcan emisiones, y en cuando a lo agroindustrial se buscará su tecnificación, sólo habrá que tener cuidado con la paradoja de Jevons.
Por último, lo que se tiene que cuidar es una utilización sostenible del agua, y tanto el incremento de sectores y actividades económicas requerirán de un volumen absoluto mayor de agua, por lo que contar con una política hídrica a fondo será imprescindible para lograrlo.
La sustitución de importaciones industriales es una buena idea por la disminución de la dependencia de otros países de este tipo de productos, porque en el intercambio comercial suelen tener mayor valor agregado, que se quedaría en México; no podemos dejar de demostrar nuestro beneplácito por el Plan México, pero cuidemos los detalles de nuestra política hídrica nacional, hay aspectos que deberán mejorarse y cuidarse.
PAT
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