Hypatia de Alejandría

Había una mujer en Alejandría que se llamaba Hypatia, hija del filósofo Teón, que logró tales conocimientos en literatura y ciencia, que sobrepasó en mucho a todos los filósofos de su propio tiempo. Habiendo sucedido en la escuela de Platón y Plotino, explicaba los principios de la filosofía a sus oyentes, muchos de los cuales venían de lejos para recibir su instrucción.

Consiguió tal grado de cultura que superó de largo a todos los filósofos contemporáneos. Heredera de la escuela neoplatónica de Plotino, explicaba todas las ciencias filosóficas a quien lo deseara. Con este motivo, quien quería pensar filosóficamente iba desde cualquier lugar hasta donde ella se encontraba.

Sócrates Escolástico

Cuando se hace análisis de género, existen dos paradigmas dentro de cualquier organización: el de la teoría clásica, y el de la teoría científica.  Entonces, hay que buscar desde la estructura de género, cuál es el ideal de paradigma dentro de estos dos. Esto desde el punto de vista de género. No se puede estar pensando sólo en hombres, ¿por qué no toman el punto de vista de género?

¿Por qué no volteamos el sartén y pensamos que todos los programas establecidos para la mujer desde el gobierno y organizaciones no gubernamentales, deben ser entendidos desde la perspectiva de género? Pensar: ¿Qué les podemos nosotros dar a ellas? ¿Qué es lo que necesitan de nosotros y no nosotros de ellas?

Esto viene arrastrándose hace años, de culturas orientales y occidentales y en este momento está inserto dentro del marco de la globalización. Es increíble que en este momento de vida, en pleno siglo XXI, algunas mujeres en Afganistán estén siendo matadas por no reunir los paradigmas establecidos alrededor de los hombres Talibanes que expresan su furia por querer quedar bien con un Dios que creen tener y conocer.   

Para muchas culturas, la mujer está en su casa y es la variable únicamente de reproducción social.  El hombre es la variable de la organización económica, de la producción. 

La mujer es distinta en las culturas. En los judíos, es más la base de la idealidad. Así, las mujeres determinan la pertenencia al clan. Eso es un producto ideológico, de su tiempo: el patriarcado. 

La ideología es decir: esto es científico y lo tomo en cuenta. Pero también podemos decir: esto no es cierto. Proponer y tratar de entender que una nueva verdad que es conocida durante siglos y no mencionada, es que estas mujeres no están capacitadas: la ausencia del no saber es un producto social.

Tampoco están educadas sino sólo para hacer su rol de reproductoras sociales. Y esto obedece a principios distintos, a distintos productos de culturas locales.

Hay cuestiones que no sirven para lo inmediato. Pero conocerlas sirven para tratar de entender el lugar en donde estamos parados y con qué técnica lo estamos haciendo. La idea es que, como cualquier instrumento del conocimiento, pueda tener un espacio en nuestras vidas y aprendamos a usarlas.

Me ubico detrás de un escritorio y me pregunto cómo me siento con relación a ser parte de la Burocracia de este México de hoy. Y trato de entender cómo esta parte –crema y nata- de la burocracia, puede servir -dentro de la teoría general de sistemas y la teoría de la administración pública- a la gente. ¿Cuál es la finalidad de estar con estas mujeres que reclaman a diario un pedazo de tierra, educación, cultura, bienestar, salud, trabajo y dignidad? ¿Les estoy sirviendo a ellas, o ellas me están sirviendo para hacer un trabajo, una línea de investigación? ¿Qué?  (continuará)

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