Internos de pregrado, un camino lleno de retos antes de ejercer como médicos

Se tienen que enfrentar a malos tratos, insultos, acoso laboral y sexual

Ya sea en el servicio social, internado o residencias, los estudiantes de medicina se enfrentan a diversos niveles de violencia como parte de su formación, la cual se ha normalizado y continúa ocurriendo.

Así lo explicó Alejandra, quien prefirió no publicar su nombre real por temor a represalias, y añadió que durante el internado de pregrado toman tomografías, muestras, radiografías, trasladan pacientes y aprenden de los médicos de base, pero las condiciones no siempre son las mejores.

Acoso hacia los internos

Aunque, saben que se trata de un trabajo demandante, consideró que también se tienen que enfrentar a malos tratos, insultos, acoso laboral y sexual, así como misoginia, horarios extenuantes, exceso de trabajo y castigos.

“El trabajo ya tiene su propia exigencia, los horarios, las guardias, la presión de la responsabilidad que hay, el encierro en espacios sin luz natural, constante estrés, de cierto modo sabemos que es parte, pero también hay mucho mal trato”.

Lamentó que se trata de una práctica común dentro de los espacios de trabajo que incluso se ha con el tiempo, por lo que generación tras generación deben vivir esta situación. 

“Si llegas a reclamar nos dicen ‘así son las cosas y se tienen que aguantar’, o nos dicen que eso no es nada, que tenemos que aprender a trabajar así, pero creo que es innecesario llevarnos al límite en una etapa que de por sí ya es difícil”. 

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Experiencia durante la pandemia

Compartió que durante la pandemia esta experiencia de aprendizaje se transformó en un riesgo porque no los dotaron del equipo de protección adecuado para cuidar su salud y prevenir contagios.

“Aunque no nos obligaron a tener contacto directo con pacientes Covid teníamos que entrar a Medicina Interna que estaba en un piso Covid sin protección o recibir a los de nuevo ingreso para descartar el virus”

La entrevistada añadió que cuando reclaman solo les contestan “nos forjan el carácter”, pero consideró que es una práctica que deja secuelas en los internos, que van desde cuestiones psicosomáticas hasta problemas emocionales como depresión.

DMM