La gentrificación de las ciudades y su impacto en el agua

En la ciudad de Puerto Vallarta, en el Estado de Jalisco, acaba de ser difundido un documental que habla del proceso de gentrificación que está viviendo gran parte de ese destino turístico, en él, el productor y director Arturo Montero, expone de una forma clara y por demás oportuna la problemática que viven muchas ciudades del país.

Desde hace aproximádamente un par de décadas, las colonias consolidadas y que daban identidad, a la vez que mantenían cultura y tradiciones, han comenzado a sustituir sus viviendas unifamiliares de dos pisos de altura, por edificios de muchos departamentos y altura que superan los 6 pisos, ¿Qué efectos puede tener esta redensificación sobre una ciudad?, la primera es la evidente, la gentrificación que desplaza a la población originaria por extranjera, principalmente de Estados Unidos de Norteamérica y de Canadá, son éstos los que en un primer momento cuentan con el poder adquisitivo para adquirir estas viviendas que muy difícilmente puede adquirir un trabajador de la actividad turística, llamase mesero, camarero, cocinero, etc.

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Junto con esto, lo más evidente en una presión sobre los servicios públicos que muy difícilmente podrá absorber el organismo operador de la ciudad, ya que la inversión en ampliación y mejoramiento de la infraestructura hídrica debe ser en todos los sentidos, en ampliar diámetros de las líneas de conducción y recolección, equipos de bombeo, plantas de potabilización y de tratamiento, entre otraa.

Aquí lo importante es que los mecanismos de compensación por la incorporación de éstas construcciones se haya calculado bien y, sobretodo, se haya solicitado, esos recursos deberían ser suficientes para todo lo comentado, es claro que ninguna ciudad que no haya sido planeada como tal, puede responder a una explosión demográfica como la que ocurre en estas ciudades, de otra forma, el agua no es suficiente, se presentan derrames de aguas residuales y la calidad de servicio a la que una vez estuvo acostumbrada esta ciudad turística, deja de serlo, incluso se corre el riesgo de contaminación del mar por grandes volúmenes de agua contaminada, como ya ocurre en otros destinos turísticos.

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Por otra parte, la expulsión de la población originaria se da hacia las afueras de la ciudad, en donde el costo de la vivienda o de los terrenos es accesible a sus bolsillos, pero normalmente son centros de población que tampoco contaban con la infraestructura necesaria para recibir esa cantidad de nuevos residentes, y constantemente vemos que coinciden estas zonas con las de baja disponibilidad del agua, enfrentándose así, el responsable de la dotación de los servicios a una doble presión, por un lado la de mejorar la infraestructura de la zona consolidada, sumada a la de las nuevas zonas de crecimiento urbano.

Podríamos decir que esto se debe, por supuesto, a una mala planeación urbana, cuántas veces se ha comentado acerca de la importancia de que sean instrumentos efectivos a corto, mediano y largo plazo, y si estos existen, es obvio que alguien supo lo que estaba por ocurrir y simplemente por lagunas legales se otorgaron los permisos que no están permitidos en los instrumentos de planeación de este Puerto.

Muchos efectos multiplicadores negativos habremos de esperar, a la presión sobre el servicio público del agua, se suma una presión económica, también por la falta de instrumentos de planeación económica, los costos de traslado de la población a sus centros de trabajo y estudio, la desaparición de zonas de amortiguamiento ambiental se pierden, la aparición de zonas de población con construcciones inadecuadas para un desarrollo humano adecuado, sin servicios, etc. 

Todos estos problemas, más temprano que tarde, serán heredados a las nuevas administraciones y a la población que la sufrirá, pero siempre quedará el estigma de las irresponsabilidades actuales, por esto es tan importante la visibilización de estos temas, y más en ciudades donde todo puede minimizarse, por la falta de voces críticas. 

SPM