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El extravío personal y la búsqueda de las sombras del amor se entrelazan en el más reciente libro de Mauricio Montiel Figueiras, La bruma y El detective (Salto de Página, 2025), en la que San Francisco es el escenario perfecto para este intrigante díptico policial, un género que ha apasionado por muchos años al escritor y ensayista.
El díptico policiaco es una secuela libre de la película Vértigo de Alfred Hitchcock, explica el autor
En esta novela, el autor explora el intrincado universo de la desaparición, no solo física sino emocional, a través de su protagonista, un detective obsesionado con los pasados que lo persiguen: la amante desaparecida y su propio hijo.
La historia comienza con un hombre atrapado entre el deber y el sentimiento, quien redefine su vida tras la desaparición de M, una joven china que simboliza tanto el deseo como el desasosiego.
La obra, explica el autor, no es solo una secuela libre de la emblemática película Vértigo de Alfred Hitchcock, sino una exploración más profunda de la condición humana en un mundo saturado de nostalgia y pérdida.
En entrevista con este medio, Mauricio Montiel Figueiras cuenta que la inspiración de la obra nació durante una visita a la ciudad de San Francisco en 2021, donde viajó con su hija y tuvo sucesos y experiencias que lo llevaron a reflexionar sobre la desaparición.
La bruma y El detective
Una coincidencia con un cartel de una mujer desaparecida le provocó indagar en los misterios de las ausencias. La novela, enriquecida con detalles históricos sobre la migración china a California y el crecimiento urbano de la década de 1950, antoja a desentrañar la realidad y la memoria.
A través de sus páginas, La bruma y el detective se transforma en un viaje filosófico, donde la estructura narrativa refleja la confusión y los laberintos mentales del protagonista.
Los ecos de la historia personal se entrelazan con “San Francisco, una ciudad con una carga histórica y migratoria tan fuerte que al día de hoy se mantiene”, ahonda Montiel al explicar la atracción que siente por este lugar.
La ciudad, entonces, se convierte en un personaje viviente que sirve como espejo de los dilemas internos del detective, quien trata de disipar la bruma que amenaza con consumirlo; una analogía con San Francisco.
Montiel Figueiras busca no solo resolver un crimen, sino también cuestionar la naturaleza de la culpabilidad y el legado familiar.
Durante la charla, el autor Figueiras también reflexiona sobre el impacto de la novela policiaca en la literatura mexicana, un género que le ha apasionado desde su juventud.
En La bruma y El detective , las complejidades de la vida moderna se entrelazan con un análisis riguroso de la memoria, el amor y la identidad, lo que convierte a esta novela en un referente necesario para los amantes de la literatura.
El escritor y ensayista hace un particular llamado a los jóvenes lectores: “Los invito a salir un poco de las redes sociales, para que lean algo más de 280 caracteres. En La bruma y El detective encontrarán una serie de acertijos que los invitarán a desentrañar no solo la trama, sino también sus propios laberintos emocionales”.
La obra promete dejar una huella indeleble en el lector, quien será arrastrado a un laberinto de emociones y recuerdos, una búsqueda que al final no solo es del otro, sino de sí mismo, ahonda Montiel Figueiras.
Luego entonces, “la novela se erige como un testimonio de las sombras del pasado que persiguen a las nuevas generaciones, en un mundo donde el extravío se vuelve una condición inherente al ser humano”, concluye el multipremiado escritor.
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