Medio Oriente en México: migración, memoria y literatura

Medio Oriente en México: migración, memoria y literatura

La antología reúne a figuras destacadas como Mónica Mansour, Bárbara Jacobs, Carlos Martínez Assad, Jeannette L. Clariond, entre otros.

Angélica Ruiz
Junio 15, 2025

“Yo nací en México, pero mis abuelos llegaron del Líbano durante la Primera Guerra Mundial”, comparte Rose Mary Salum con una voz serena y amigable.

Escritora, editora y promotora cultural, Salum ha hecho de la migración no sólo un tema de estudio, sino una experiencia que atraviesa cada línea de su obra.

Su más reciente libro, Medio Oriente en México. Antología de escritores de origen árabe, publicado por Literal Publishing, es un mosaico literario que recoge la voz de autoras y autores mexicanos con raíces en Medio Oriente; un gesto de memoria, identidad y pertenencia compartida.

La antología reúne a figuras destacadas como Mónica Mansour, Bárbara Jacobs, León Zahar, Carlos Martínez Assad, Jeannette L. Clariond, Naief Yehya, Pablo Majluf, Anuar Jalife y la propia Salum.

 “Son escritores que aún conservan, ya sea en su obra o en sus costumbres, un retazo del Medio Oriente. Me parecía fundamental dejar un registro de estas voces”, explica la autora para este medio.

—¿Es una obra también de autocomprensión?

—Sí, totalmente. Este libro me ha ayudado a entender mis propias migraciones. No sólo la de mis abuelos al llegar a México, sino la mía personal al vivir ahora en Estados Unidos. Hay una constante búsqueda de sentido, una necesidad de reconciliar las múltiples identidades.

El proyecto tomó forma luego de años de trabajo. “Con algunos autores ya había coincidido en la antología Delta de las Arenas. A otros los investigué, busqué cómo contactarlos. Algunos ya tenían cuentos listos, otros los escribieron especialmente para este libro”, detalla Salum, quien dirige la revista Literal, Latin American Voices desde Houston, donde reside actualmente.

La antología se centra en la ficción como vehículo de exploración identitaria. “Me interesaba ver cómo aparece el tema migratorio no sólo en el discurso directo, sino en el tejido narrativo. Es revelador: en casi todos los autores el exilio, el desarraigo o la nostalgia están ahí, aunque sea de forma velada”.

Una herencia multicultural que  duele… y enriquece

Para Salum, la multiculturalidad no ha sido fácil de asumir. “Durante años viví con mucha confusión. En casa se practicaban ciertas costumbres. Cuando emigramos a Estados Unidos, eso se intensificó: ¿quién soy?, ¿a qué pertenezco? Incluso escribí un libro entero sobre eso”, recuerda.

 Con el tiempo, confiesa, halló un equilibrio: “Hoy vivo conscientemente mis raíces. Si cocino comida árabe, lo hago sabiendo que esa parte de mí se expresa; si hablo español, soy mexicana; y si estoy en Estados Unidos, también me reconozco americana. Ya no me desgasto en explicaciones”.

—¿Es doloroso ese proceso?

—Muchísimo. Hay momentos en los que sientes que estás en un barco a la deriva. Hasta que decides aceptar lo que eres: todo eso. Y encuentras paz.

Más allá de lo personal, Salum hace un llamado a replantear la percepción pública de la migración. “Me parece gravísimo que hoy se vea al migrante como una carga. Históricamente, los movimientos migratorios han enriquecido a los países: cultural, social y económicamente. Lo vimos con la migración española a México. Hoy, países como Alemania o Canadá enfrentan declives poblacionales que sólo podrían revertirse con políticas migratorias abiertas. Y sin embargo, se cierran”.

Para Salum, lo verdaderamente urgente es entender que la globalización no es un fenómeno ilimitado. “Parece que tiene fecha de caducidad. El nacionalismo está creciendo. Pero mientras eso ocurre, la migración seguirá siendo clave para el desarrollo de muchas naciones”.

Una autora entre países, entre culturas y entre libros

Actualmente, Rose Mary Salum prepara una novela inspirada en las migraciones de su propia familia. “No será autobiográfica, pero sí una exploración de esa herencia”, adelanta. También planea presentar Medio Oriente en México durante el verano en México.

—¿Qué es lo que más te gusta de México?

—La gente. Y la comida, claro. ¡A veces como chile! —responde entre risas.

Aunque vive en Houston, Salum mantiene un profundo arraigo con México. “Voy cada mes o cada dos meses. No vivo en la nostalgia, vivo en el mundo. Y eso, aunque a veces sea difícil, también es una forma de riqueza”.

“Entre más profunda es la raíz, más rica es la sabia”, concluye.

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