Pedro Linares: el visionario que dio alma y forma al arte de la cartonería mexicana

Pedro Linares: el visionario que dio alma y forma al arte de la cartonería mexicana

Pedro Linares cuya creatividad transformó la cartonería tradicional en un arte vivo que traspasa fronteras.

Angélica Ruiz
Julio 3, 2025

El arte popular mexicano no puede comprenderse sin la figura de Pedro Linares López, el hombre que convirtió el papel y el engrudo en sueños fantásticos y cuya creatividad transformó la cartonería tradicional en un arte vivo que traspasa fronteras. 

Nacido el 29 de junio de 1906 en el barrio de La Merced Balbuena, Ciudad de México, Pedro heredó el oficio de su padre, con quien aprendió a moldear Judas, calaveras y piñatas, dando los primeros pasos en un camino que marcaría para siempre el imaginario colectivo nacional.

Una fiebre lo llevó a un estado de delirio

Sin embargo, no fue hasta una enfermedad que padeció a los 11 años, en 1917, que Pedro vivió el momento que cambiaría su vida. Una fiebre altísima lo llevó a un estado de delirio donde vio criaturas imposibles —animales con alas, cuernos, dientes afilados y colores vivos— que, entre gritos oníricos, repetían una sola palabra: alebrije. Años más tarde, en 1930, decidió darle forma a ese sueño y exorcizarlo. Con los materiales que tenía a la mano —papel y engrudo— creó la primera de esas bestias fantásticas. Así nació el alebrije.

“No lo hizo para venderlo, lo hizo para liberarse del sueño que lo atormentaba”, explica su nieto David Linares durante un conversatorio en el Museo Nacional de Culturas Populares (MNCP), donde se le rindió homenaje por los 119 años de su natalicio. “Fue su manera de darle vida a algo que lo había marcado profundamente”, añadió.

Diego Rivera fue el principal promotor de Pedro Linares

La genialidad de Pedro no tardó en trascender. En los años cuarenta, Diego Rivera descubrió sus piezas y se convirtió en su principal promotor. Encargó obras para la Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, el San Ángel Inn y el Museo Anahuacalli, llevando el trabajo de Linares a los círculos más altos del arte mexicano.

Ese impulso dio origen a una escuela artística que perdura. Hoy, más del 80% de la descendencia directa de Pedro continúa dedicada a la cartonería. 

Su bisnieto Gerardo Linares Gómez lo expresa así: “Es un gran compromiso llevar este apellido. Mi papá siempre dijo que no era obligación seguir con esto, pero si lo hacíamos, debía ser con amor y respeto. Yo me inspiro mucho en los insectos; su forma, sus colores, su adaptación. La clave está en innovar sin distorsionar”.

El equilibrio entre fidelidad al origen y evolución estética es una constante en la obra de la familia Linares. “Nos enseñaron que antes de ponerle precio a una pieza, hay que ponerle corazón”, cuenta David. “Aunque los pigmentos hayan cambiado, conservamos el trazo y la calidad que mi abuelo nos exigía”.

Da forma a la cartonería mexicana

El MNCP resguarda una de las colecciones más valiosas de cartonería de los Linares, con obras adquiridas desde los años ochenta. El catalogador del museo, Lázaro González Peña, detalla: “Tenemos calaveras, máscaras, Judas, payasos, personajes de oficios… Son piezas únicas que narran la historia del pueblo mexicano desde la mirada creativa de los Linares”.

Desde Europalia 93, en Bélgica, hasta exposiciones en Canadá y Portugal, la familia Linares ha representado a México con dignidad y orgullo y el MNCP se honra por resguardar su legado de manera permanente para todo el público que desee conocer el legado de don Pedro.

En 2021, el término alebrije fue registrado oficialmente como creación intelectual de Pedro Linares, un acto que reconoce su autoría y afianza la vigencia de su obra en la Ciudad de México. No es solo un acto simbólico: es la validación de una tradición que comenzó con un sueño febril y hoy vive en las manos de sus descendientes y en la imaginación de todo un país.

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