Perder la vida

He visto a muchos hombres y mujeres muy, muy enojados porque, hace menos de un mes, mataron a una mujer musulmana que no quería ponerse su velo o lo traía mal puesto. Desde entonces, ha pasado un desastroso acontecimiento: se han manifestado en su país y, por las calles, miles de personas que hace mil años no están de acuerdo con que por una sandez de esta magnitud, pueda perder la vida alguien.

Entonces recapacito y pienso en que, aunque nosotros no entendamos, sí existen personas que en el transcurso de su vida han tenido otros valores, otras creencias, otra forma muy distinta de ver la vida.

Y me remito de nuevo a los niños y jóvenes, mujeres y ancianos, hombres y niñas; todos ellos reflejados en la televisión haciendo hace un año, una fiesta de la muerte de miles de personas y yo no lo entiendo. Pero pienso que estos hombres, todos, que tienen otra ideología y religión distinta a la mía, están precisamente haciendo esta clase de alharacas y escándalos porque simplemente ven la vida de una forma totalmente distinta.

Para ellos ha sido siempre algo humillante vivir como han estado viviendo. Gente que ha retrocedido por cientos de años, las manecillas del reloj y que han hecho que su propia gente tenga un solo objetivo central: el supuesto amor a Dios y a sus creencias, por encima de cualquier otra circunstancia. 

Pero eso no puede ser amor. Es una rabia disfrazada que tiene su origen en odios de años y piensa que en el nombre de Dios puede hacer atrocidad y media. ¿Qué acaso no conocerán el Corán, pienso yo?

El Corán, que es su libro de cabecera, es lo más cercano que ellos tienen de Dios. Y por Dios mismo, por su idea e ideal que tienen de Dios, son capaces de matar y de morir. Y yo no entiendo cómo, puesto que el Corán enseña amor y más amor…

Entonces, recapacito y pienso que es absolutamente cierto que alguien como un hombre del medio oriente, sea capaz de dar su vida por el ideal que tienen enfrente. En donde para este que va por todo, la vida y su vida, no le importan nada.

Y este es un sentimiento que yo no entiendo. Probablemente porque no vivo en la Franja de Gaza; probablemente porque jamás he tenido ninguna humillación de mis semejantes; tal vez porque el Dios que amo, no es el mismo.

TE RECOMENDAMOS: José María Coss (Segunda de dos partes)

Dios dice que, sin amor, no existe nada, y yo le creo.

Tal vez el mensaje será elevar nuestras plegarias a Dios y pedir mediante todos los miembros organizados de este planeta tierra, que nos tenga en el hueco de su mano. Y declarar que él es nuestro refugio y nuestra fortaleza 

Entonces: ¿De quién temeré? ¿Por quién me avergonzaré?

Y mientras tanto, sigo pensando que mi Dios nos tiene en el hueco de su mano y nos lleva de la misma lleno de paz y benevolencia, simplemente pensando en lo estúpidos que pueden ser sus hijos que se matan inmisericordemente, y además, utilizándolo a él.

Y prefiero quedarme con el mensaje de concordia, amor y paz que siempre ha tenido para todos nosotros alguna vez un ser extraordinario que ya partió: Saydna Antonio Chedraui, Arzobispo de la Iglesia Ortodoxa Cristiana en nuestro país. Coincido plenamente con él en que por la religión la gente no pelea. La usa. Así como quieren usar a Dios para todo lo asqueroso que quiere hacer en la vida. Y eso, no se vale.

gildamh@hotmail.com

FOR