Credencializar a las porras,una idea que no funcionó

El grupo de animación más conocido del club Toluca ha registrado a sus integrantes desde 1988

Credencializar las porras, barras o grupos de animación en el futbol mexicano que pretenden hacer la Federación Mexicana de Futbol y la Liga MX, tras los hechos de violencia acaecidos el sábado pasado en el partido Gallos vs. Atlas no es nuevo, sino un intento más por mantener el orden en los estadios de futbol.

Así lo confirmó Rolando González Medina, presidente del grupo de animación de los Diablos “Barra Perra Brava”.

“Se habla de una credencialización, que nosotros la tenemos desde 1998 y luego se han hecho otras credencializaciones que ha pedido la Federación y hemos cumplido con ellas; en un principio éramos 3 mil 700 o 3 mil 800, ahora somos 800. Esto es generacional, algunos chavos ya también formaron sus grupos”, dijo González Medina.

Perra Brava 20 años de la mano de mexiquenses

Sin embargo, el líder de la Perra Brava dijo que no todos los clubes cumplen con la disposición, a pesar de ser una exigencia de la FMF y también recordó que hace más de 20 años fueron los mexiquenses, junto con otros grupos de animación, quienes trataron de fomentar la unión a través de congresos.

“Nosotros en el año 2000 junto con los seguidores de Tecos, Morelia, Atlante y Pumas tratamos de hacer un congreso, pero no tuvimos los recursos, entonces la barra de la Chilanga Banda, de Tecos, que estaba en CDMX habló con la directiva y nos dijeron que lo organizáramos. Posteriormente llegó a los oídos del presidente de la Federación y lo retomó”.

Fue así como Alberto de la Torre les permitió llevar a cabo este evento en las instalaciones de Atlas que incluso contaba con psicólogos y el cual fomentó de manera exitosa la unión de la barras.

“Funcionó, porque ahí nos conocimos todos los líderes y forjamos inclusive una amistad que perdura a pesar de que esto es generacional, Con Pumas a pesar de que, en algún momento un integrante perdió la parte de un dedo en una bronca con Toluca ya no quedó rencor, inclusive siempre que vienen organizamos una comida, los de Neza también nos hacían de comer cuando íbamos y nosotros cuando ellos venían.

Convivencia entre grupos de animación

Sin embargo, la convivencia entre grupos de animación se dejó de hacer cuando Justino Compean tomó posesión de la FMF (2006) debido a que estos llevaron el discurso de desaparecer la barras, algo que en más de 10 años en el cargo no se pudo hacer, tomando en cuenta que a la salida de Compean se quedó al frente Decio de María.

La Perra Brava es una Barra bien organizada y familiar, explicó González Medina, con un domicilio fiscal a un costado del estadio e integrantes que van de los 7 a los 80 años.

Debido a ello consideró que también deberían implementarse medidas preventivas, así como promover entre los grupos de animación la realización de actividades de labor social, pues por su parte ellos organizan carreras, tienen grupos de apoyo y gestionan becas.

Sobre la bronca en el partido entre Querétaro y Atlas del sábado pasado -que dejó un saldo de 26 heridos- el mandamás de la Perra Brava externó que los hechos fueron lamentables porque había familias de por medio.

“Fue de asombro, de tristeza, coraje, desesperación y angustia de ver cómo los del Atlas se enfrentan uno contra 10 o tratando de que sus familias llegaran a un lugar seguro, ni siquiera podían echarse a correr porque los alcanzaban y los golpeaban, explicó.

“Soy aficionado, no fanático” 

Luis Gerardo Ortiz, mejor conocido como Duval, ha pertenecido a la porra Plus de Pumas durante 31 años, hoy lamenta que no existan soluciones reales para erradicar la violencia entre grupos de animación de los clubes de la Liga MX. 

En las más de tres décadas, Duval ha recorrido los estadios del país, donde no solo su grupo, sino todos los que acompañan al club de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), han sido agredidos por las barras contrarias e incluso por los habitantes. 

Para él, no es novedad que las autoridades del futbol mexicano exijan la credencialización de los miembros de cada porra, pues desde hace años los Pumas de la UNAM los tienen registrados. 

“Nosotros cada año lo hacemos, constantemente nos tenemos que ir a tomar la foto para nuestra credencial, toda la Plus lo hace, así como todos los grupos de animación. 

“Nosotros mismos sabemos que nos debemos de comportar, debemos de ir a un estadio a disfrutar un juego, a divertirnos. Yo siempre lo digo ‘soy aficionado no un fanático’, cuando llegas al fanatismo empiezan los problemas”, expresó el de corazón azul y oro. 

Indicó que al prohibir el acceso a los grupos de animación visitantes a los estadios quienes perderán más son los clubes locales, pues en el caso de los seguidores de los felinos de Ciudad Universitaria son quienes más asisten. 

“Además por unos pagamos todos, no se me hace justa esa medida, en este caso creo que el más beneficiado fue el Querétaro”, manifestó. 

Ante la probabilidad de que se solicite que los grupos de seguidores de un club deban ingresar a las instalaciones deportivas donde se realice el juego, Ortiz rechaza esta idea, pues podría prestarse a más violencia debido a que en el interior traten de separarlos elementos de seguridad. 

“Cómo le van a hacer, no van a dejar que una porra entre junta, pero adentro te vas a reunir con tu gente y ¿cómo te van a separar, van a mandarte a los policías para que no se sienten juntos? ¿te van a dar de toletazos?”. 

Duval responde con ejemplos, señala que en CU en juegos llamados clásicos se refuerza la vigilancia, los accesos son vigilados y cada aficionado es revisado exhaustivamente, no se permite ingresar nada que pueda ser usado como un arma. 

Sobre la prohibición de la venta de alcohol apunta que en el Estadio Olímpico Universitario solo se vende cerveza el primer tiempo y para el segundo lapso ya no hay más. 

“Ahora, nosotros no podemos salir de inmediato, es 15 o 30 minutos después de que acabó el juego y ya que evacuaron a todos los de las porras visitantes se nos permite la salida. Lo que está haciendo la Liga MX no es nuevo”. 

Luis Gerardo Ortiz ha encontrado en la Plus una hermandad, amigos y también el amor. 

“Sólo es pan con lo mismo” dice Kika Aguilar de Cruz Azul

Erika Aguilar es aficionada al Cruz Azul desde que tiene uso de razón, de ahí que en cuanto pudo se unió a la porra del Gordo Ordóñez (Carlos Ordóñez Trápaga), donde ha sido testigo de reglamentos y prohibiciones para los grupos de animación, por lo que para Kika las implementaciones que desea hacer la Liga MX son “pan con lo mismo” y solo “repiten lo que se hace en varios clubes”. 

Además, la diseñadora de profesión laboró en una empresa de seguridad que era contratada en el Estadio Olímpico Universitario de la UNAM, por lo que conoce a fondo la situación y el manejo de las barras del futbol mexicano. 

“En la porra de nosotros ya se tienen credenciales, se ha registrado a cada elemento y se tiene el control de los miembros, siempre se ha tratado de que sea una porra familiar y así como nosotros nos comportamos, dar ese ejemplo a los demás grupos de Cruz Azul. 

“Lo que ocurrió en Querétaro no es más que falta de protocolo de seguridad, no quisieron hacerlo o no les preocupó que se hiciera. Pero en la mayoría de los estadios existen estas medidas de seguridad, no puedes pasar con cinturones, con palos o hasta llaves”, recordó. 

Aguilar menciona que a los seguidores de Cruz Azul se les pide un límite de miembros en la porra, en el caso de la del Gordo Ordóñez en ocasiones llega a ser 250 el máximo permitido para evitar aglomeraciones y altercados. 

También rechaza que se les regalen los boletos, pues la mayoría deben de pagar una cuota para adquirirlos y lo mismo ocurre cuando salen a apoyar si los celestes son visitantes, se cobra un porcentaje del autobús, además de los alimentos. 

“Vamos muchas familias, mujeres y niños. Todos somos una familia y así nos comportamos en el estadio”, respondió. 

A lo largo de sus años en el deporte que la apasiona, Kika asegura que una de las porras más agresivas son las del Querétaro. 

La aficionada de sangre azul explica que la venta de bebidas alcohólicas se ha restringido en el estadio y los llamados cheleros atienden solo determinado tiempo. 

Resalta que la solución es tener buenos protocolos de seguridad dentro del estadio, saber cómo separar a las barras y el tiempo de reacción de la Policía para evitar desmanes. 

Años atrás, Aguilar laboró en la seguridad del Estadio CU, ahí también recibía los boletos en las puertas de acceso, ahí veía que los grupos de animación de los Pumas entraban en orden y sabían a dónde dirigirse, mientras que, a los visitantes, los ingresaban por otras zonas, lo más alejados que se pudiera. 

“Cuando eran juegos normales llegábamos dos o tres horas antes para repetir los protocolos y ubicaciones, cuando eran juegos como contra América, Cruz Azul o Chivas te hacen llegar cuatro horas antes o cinco. 

“Además agilizas el acceso para que no se atrasen y se encuentren afuera. También la seguridad de la Secretaría de Seguridad eleva el número de elementos y vigila varios kilómetros a la redonda, de ahí que te des cuenta de que en La Corregidora la seguridad fue nula y ya había algo raro, porque ninguna autoridad aparece”. 

La Ultratuza, pionera de las barras

Hace 26 años, en enero de 1996, cerca de 300 personas acudieron a una reunión en el Poliforum José María Morelos y Pavón, junta que fue promocionada por el Club Pachuca entre los jóvenes de la capital hidalguense, en donde se dio a conocer la intención de crear una barra de futbol. 

Jorge “el Chino” Díaz, argentino que comandaba la barra morada del Saprissa, y el chileno Eduardo González Tapia, capo de la Universidad Católica de Chile, explicaron a los noveles asistentes cómo sería la tónica para apoyar. Una fiesta al estilo sudamericano, de cantar y saltar los 90 minutos al ritmo de un bombo que marcaría los cánticos, con banderas, bengalas, talco en extinguidores y toda la parafernalia que solo se conocía a través de los partidos que se veían en la televisión por cable. 

La Barra Ultratuza, además de ser la primera en México, también fue la primera en credencializar a sus integrantes, dar descuento en la compra de sus boletos, apoyar en algunos viajes y en el colorido de la fiesta. Poco después surgieron la Azul y Oro de Pumas y la Barra 51 del Atlas, y empezó a extenderse este modelo que, posteriormente, comenzó a tener incidentes en diferentes plazas del país.

Con casi 12 años en la Ultratuza, Guillermo Licona, originario de El Arbolito, comparte las realidades de estos últimos tiempos en la barra. Mencionó que cada vez que se registra un incidente en una plaza, como el más reciente en Querétaro, es costumbre voltear hacia Pachuca y culpar al Club de importar este modelo. 

En 2007, el club pretendió cambiar de modelo creando la Ola Tuza, la cual fue rechazada por la afición.  

Licona refiere que a él le tocó 5 años de ser credencializado por parte del Club, la última que les dieron fue una especie de disco, hasta que después cambiaron los controles con un sistema de seguridad consistente en un identificador digital, en el cual la gente de la barra se colocaba enfrente del aparato que los fotografiaba para el control de la barra, el cual posteriormente se quitó.

Con el tiempo, por las disposiciones de la Federación Mexicana de Futbol Asociación (Femexfut), a las barras se le ha quitado la posibilidad de que las banderas entren al estadio, eliminar las bengalas y retirar elementos que le dan color a la fiesta en la grada.

Comenta que incluso les cerraron plataformas, les tiraron páginas de la barra, porque se acabó toda relación con el club. 

Guillermo considera que la situación en Querétaro puede derivar en agresiones de las fuerzas públicas, pues como se está estigmatizando y criminalizando a las barras, en lugar de recibir seguridad, están expuestos a recibir agresiones por parte de los policías.

“Eso podría provocar enfrentamientos en defensa a posibles agresiones de las autoridades, porque ya ha pasado que en el Estadio Hidalgo la policía se nos ha ido a golpes en la parte de afuera”.

Son pocos los incidentes de barras en el Hidalgo, pero tiene claro que el más sonado fue ante Pumas de la UNAM, cuando la gente de La Rebel desprendió las bancas del recinto para lanzarlas a la policía. También con gente del América, de Tigres, además incidentes con la Perra Brava de Toluca y otro en que barristas de la Resistencia de Querétaro apedrearon camiones. 

Rechaza que como se dice en los medios, se dé dinero, boletos y viajes a los barristas.

“En Pachuca eso no sucede, nunca, nosotros organizamos nuestros viajes, compramos nuestras banderas, conseguimos los boletos en otros estadios, en Puebla, Toluca, en el Azteca”.

En aquella primera reunión de la barra, siempre se hizo hincapié en que el futbol es una fiesta los 90 minutos para alentar al equipo. Jamás se habló de golpes o de defender algo intangible mediante la violencia. 

Los Ecos del Huracán lo resumen bien, “a la tribuna hay que darle color, pero que no sea de sangre”. 

Con información de Alejandro Baillet  y Edgar Chávez

PA