Tenemos Aeropuerto
Sin titubeos
Más que una solución al problema de la saturación que vive el Aeropuerto Internacional “Benito Juárez” de la Ciudad de México, desde hace algunos años, el recién inaugurado Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles” se ha convertido en una bandera política para la Cuarta Transformación.
Es cierto, se construyó en tiempo récord y sin necesidad de contratar préstamos externos, como se acostumbraba en los anteriores gobiernos.
Vicente Fox lo intentó, pero no pudo; Calderón atiborró aún más el AICM y Enrique Peña Nieto se enredó solito con su aeropuerto de primer mundo al que le destinó miles de millones de pesos y no pudo llegar ni a 30 por ciento de su construcción.
Por el contrario, AMLO lo propuso y contra viento y marea lo construyó
Aún está pendiente saber si habrá certificación internacional o si quedará sólo como un aeropuerto local, pero el hecho irrebatible es que hoy tenemos un nuevo puerto aéreo y está ubicado en el Estado de México.
Que está muy lejos, eso es cierto, pero la tendencia de los nuevos aeropuertos en todo el mundo es construirlos muy alejados de las zonas urbanas.
Además, pensamos que los usuarios del nuevo aeropuerto saldrán de Perisur, del pedregal de San Ángel, de Polanco o del centro de la ciudad de México. Ya no es así, o por lo menos ya no es tanto así. Ahora hay un mercado emergente en las alcaldías del norte de la CDMX y del norponiente del Estado de México, o del mismo oriente mexiquense a quienes les será mucho fácil y cómodo llegar al AIFA.
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Además a los habitantes de Pachuca, les quedará a tiro de piedra, menos de 30 minutos en auto.
Hay que tener paciencia para ver los beneficios del Felipe Ángeles o sus aspectos negativos, que también saldrán a flote tarde o temprano.
De estos últimos, es evidente que se prometió mucho y poco se cumplió con los municipios vecinos, que siguen sumidos en la pobreza y el atraso. Sólo es cosa de darse una vuelta por Tonanitla o Nextlalpan, peor aún en Xaltocan, para darnos cuenta de que siguen sumidos en el atraso.
Las calles polvorientas de Tultepec y aún de algunas comunidades de Zumpango y Tecámac nos hablan de esa falta de planeación regional.
Tampoco se tomó en cuenta a las unidades productivas de la región y el malestar ya se reflejó casi desde el primer día, pues los transportistas de las líneas regionales no fueron consultados y ya empezaron a manifestar su malestar, apedreando unidades de las que si fueron consideradas.
Y eso, a menos de una semana de que entró en operaciones
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Como daño colateral, al Aeropuerto Adolfo López Mateos de la ciudad de Toluca, con mejor infraestructura que el AIFA y listo para recibir hasta 8 millones de personas al año, le fueron retirados los pocos vuelos comerciales que tenía para pasarlos al AIFA.
Pero parece que esa es la tónica de la 4T, romper y destruir para construir y el mejor ejemplo es el AIFA, que emergió victorioso sobre las cenizas de Texcoco.
Hay que esperar, porque sólo el tiempo nos dirá si fue una decisión acertada construir en Tecámac o si fue una solución atropellada que no solucionará nada. Lo que queremos todos es que funcione.