Es una tragedia…

Con singular alegría

Que verdadera tragedia. Me muero de la tristeza. No tengo palabras con qué nombrar lo que está ocurriendo en este momento en Ecatepec, y luego en Tlalnepantla. Y la verdad es que no se puede señalar a nadie. Es la naturaleza pura, la que está haciendo de lo suyo.

Muchas mujeres, hombres, niños; jóvenes, ancianos, y discapacitados; miles de personas sin casa y con todo el patrimonio de su existencia entera, tirado a la basura.

¿Por qué seremos tan absolutamente cochinos, inciviles, arbitrarios, y vale madristas, al estar tirando todo lo que nos encontramos en los huecos que se nos ponen enfrente? Así ríos, presas, hoyos, riachuelos… todos enteros, llenos de basura por todos lados. Repletos de porquería y media, que de sopetón y sin previo aviso, fueron escupiendo los arroyuelos a la humanidad entera.

Eso somos: no tenemos el más mínimo dejo de civilidad ni de, vamos, inteligencia para saber que estamos lastimando a lo único que es nuestro: la tierra. El suelo que pisamos a diario. Eso, por lo que sucede en Ecatepec y que por supuesto yo lamento muchísimo. Me duele en el alma.

Y por el otro lado, el cerro del Chiquihuite, que estaba pelón cuando yo lo conocí, ahora está repleto de casas hasta el tope. Qué, de verdad, ¿no sabrían quienes allí construyeron, –vamos, no quienes los dejaron porque se me haría criminal haber otorgado un permiso para construir en esas condiciones–, que ese cerro se podía caer?

La lluvia, el temblor, el enojo de la naturaleza, hicieron que todo se colapsara.

Qué tranquilidad me da en medio de todo esto, ver a los compañeros de la Cruz Roja de nuestro Estado, y de la Ciudad de México, que estuvieran apoyando a toda esta gente que necesita de todo.

De un techo, de una cobija, de un pantalón, de una cama, de una calma que solo sus compañeros que están cerca, les pueden dar. De la esperanza de encontrar a sus hijos, hermanos, madres, vecinos vivos.

Es una mega desgracia, y como dice mi querida Martha Hilda, a la que inmediatamente le hablé para preguntarle cómo ayudar: me contestó: Todo el gobierno está volcado en la ayuda. Y así lo vi, con el gobernador Alfredo, y con su secretario de gobierno, Ernesto, y todos los secretarios, llenos de aflicción, viendo cómo podrían ayudar a que esto se pueda ir solucionando.

Nunca es tarea fácil un Estado tan complicado como el nuestro. Pero es muy importante, tener la certidumbre de existe dentro, gente que tiene la gana, voluntad y fortaleza de sacarlo adelante. Si, claro, es su deber. Pero muchos, con todo y esto, no lo hacen.

Es México, y aquí nadie se raja. Todos ayudamos en todo lo que podemos. Y en eso estamos. Yo sigo muy triste…

gildamh@hotmail.com