La gubernatura en disputa: el escenario inicial

Observatorio electoral

Mañana iniciará formalmente el proceso para elegir a quien gobernará el Estado de México los próximos seis años. En él estará en juego la continuidad o no del PRI en la gubernatura de la entidad más poblada del país, que podría llegar a 100 años. Es uno de los estados que, junto con Coahuila, desde 1929 no ha experimentado la alternancia en la gubernatura. Aunque muchas de esas “alternancias” han sido más formales que reales, porque han sido con ex priistas.

El consejo general del IEEM sesionará mañana para formalizar lo que de facto inició en 2022, cuando él mismo violó la ley al crear comisiones de trabajo antes del proceso electoral. Este inicio de facto se reforzó con las campañas adelantadas de Alejandra del Moral y Delfina Gómez, que nadie ha detenido. Estas han sido promovidas ilegalmente por el PRI y Morena, los dos con más probabilidades de ganar la gubernatura, para posicionar la imagen de sus candidatas antes de 2023.

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A pesar de que el respeto a la ley no es una característica común, en esa sesión se escucharán una y otra vez los trillados discursos de sus integrantes con derecho a voto. Harán el compromiso de respetar la ley y conminarán a los partidos y contendientes políticos a observarla, aunque poco harán para obligarlos a cumplirla. Prevalecerán los acuerdos políticos previos y las presiones gubernamentales para actuar en un sentido u en otro. Esa será la brújula que guiará las acciones del IEEM y del TEEM, no la aplicación estricta de la legislación electoral.

La sesión de inicio del proceso electoral será la repetición de un ritual que no se ha modificado desde 1999, cuando el IEEM organizó los primeros comicios en que se disputó la gubernatura estatal. Habrá muchos discursos con buenas intenciones, parecidas a las de cada año nuevo, que la mayoría olvida al día siguiente y sigue con sus hábitos de siempre. Así será con las instituciones electorales, partidos y contendientes. Continuarán con sus prácticas políticas habituales. Esta ha sido la constante hasta los comicios de 2017 y todo parece indicar que continuará.

En todas las elecciones que ha organizado el IEEM para la gubernatura del estado han prevalecido prácticas similares: desviación de recursos públicos a las campañas del PRI, uso clientelar de los programas sociales, rebase en los topes de gastos de campaña de los candidatos oficiales, compra y coacción del voto, desdoblamiento del aparato gubernamental estatal en uno de tipo electoral, uso de medios de comunicación a favor de los candidatos priistas, dinero ilegal y terrorismo electoral en 2017.

El único elemento diferente es que ahora el PRI o PAN no tienen en sus manos la presidencia de la República. Eso hace pensar que no habrá desviación de recursos públicos desde el gobierno federal a favor de Alejandra del Moral, aunque también deberá garantizarse que no se haga a favor de Delfina Gómez. Hay que evitarlo porque el desvío de recursos se usa mucho para comprar votos, una práctica antidemocrática que, además, ha privado de bienestar a numerosos grupos sociales.

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La ciudadanía mexiquense ya merece comicios diferentes, con autoridades electorales, partidos y contendientes respetuosos de la ley. De diversas formas, el electorado ha demandado comicios transparentes en los que prevalezca la voluntad popular, signo de la democracia, y no el poder del dinero, rasgo característico de la plutocracia. ¿Será 2023 un año con un nuevo tipo de elecciones? Habrá que propiciarlo.