Uno más

Diálogo en Silencio

Lamentablemente las hostilidades para determinados sectores de la prensa no cesan. En los últimos días un nuevo suceso enluta a las páginas de esta casa editorial y al gremio periodístico: el asesinato de Luis Martínez Sánchez Íñiguez, corresponsal de la Jornada en Nayarit.

Las cifras varían cuando se acude a verificar el numero de casos que se presentan en el país.

En lo que va del presente año suman cuatro periodistas asesinados. 

Irinea Buendía Cortés, defensora de Derechos Humanos dio a conocer recientemente que en lo que va del actual sexenio el número de homicidios de comunicadores asciende a 55 y más de 100 defensores de derechos humanos, situación que apremia revisar el mecanismo de protección que resulta insuficiente.

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México es peligroso para los periodistas.

Organismos internacionales así lo acreditan. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura dio a conocer que en el año de 2022 fueron asesinados en todo el mundo 86 periodistas, siendo la región de América Latina y el caribe la más mortífera con 44 homicidios, más de la mitad de todos los asesinatos en el mundo.

Desafortunadamente en esos indicadores nuestro país se encuentra en el primer lugar del listado de las naciones que registraron un mayor número de homicidios con 19 asesinatos, seguido por Ucrania (que se encuentra en guerra) y nueve en Haití.

El escenario ha generado incluso pronunciamientos más allá de nuestras fronteras. No se debe de olvidar que el mismo Parlamento Europeo recomendó a México garantizar la protección y la creación de un entorno seguro para periodistas y defensores de derechos humanos.

Si el hecho es condenable, la impunidad es indignante. Cifras de ese organismo europeo señalaron que el 95 por ciento de los asesinatos de periodistas queda impune; otras instancias manejan un 93 por ciento.

Esta arriesgada profesión ha sido incluso reconocida por el Papa Francisco, quien en un mensaje con motivo de la 55 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales expresó que el periodismo como relato de la realidad, requiere la capacidad de ir allá donde nadie va. Una curiosidad, una apertura, una pasión. Sostiene que gracias a la valentía y al compromiso de tantos profesionales hoy conocemos, por ejemplo, las difíciles condiciones de las minorías perseguidas en varias partes del mundo; guerras olvidadas que se han contado o abusos e injusticias contra los pobres.

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La pregunta es qué hacer para garantizar y preservar la seguridad de los periodistas. Quizá sea el momento de voltear a otras latitudes para retomar experiencias.

Por ejemplo, está el caso de España, en donde Reporteros sin Fronteras comenzó a desarrollar el proyecto “Chaleco Digital” acción que se instrumenta con una empresa de telecomunicaciones que ha financiado en un 80 por ciento el proyecto de manera altruista y con el apoyo del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación.

Con esta herramienta de geolocalización para teléfonos móviles, un reportero puede adentrarse en una zona de riesgo o avisar que está en peligro. 

La medida puede resultar exagerada, pero creo que es necesario considerar todas estas acciones que tienen el propósito de cuidar la integridad de las y los comunicadores.

@periodistamex