Urgente sentir…

Antevasin

¿Cuándo fue la última vez que te permitiste sentir? ¿Cuándo fue la última vez que te permitiste gozar esa sensación a tus anchas? ¿Fue placentero, fue doloroso? 

¿Por qué?

Seguramente les causará extrañeza tanta preguntadera, pero es que en los escenarios actuales en los que nos desenvolvemos los seres humanos pareciéramos estar supeditados a existir de ciertas maneras, muchas de ellas constreñidas a partir de lo que es políticamente correcto y lo que no.

Hemos llegado a la herejía de pretender controlar las emociones – esas reacciones incontrolables que son provocadas a partir de estímulos externos que nos llevan a generar que nuestras glándulas segreguen hormonas – ¡habrase visto tremenda tontería y negación de humanidad!

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Existen cinco emociones básicas que requerimos para existir: ira, el miedo, la felicidad, el amor y la tristeza, que a medida que aprendemos y experimentamos pueden generar otras emociones secundarias. 

Aprender a vivir con ellas y regularlas para que nuestra sensación de bienestar no se vea lastimada es posible, pero negarlas es atentar contra nuestra presencia en el mundo. Saber reconocerlas, y vivenciarlas puede hacer una diferencia importante en nuestras posibilidades de ser.

Saber que censurar las emociones no es beneficioso, sino más bien puede resultar contraproducente tal como una olla express, que al contener y constreñir puede resultar en una explosión.

Recalibrar y recalcular lo que desde la gestión cultural somos capaces de detonar con las decisiones que se realizan en cuanto a políticas culturales, porque nuestra labor está relacionada con la generación de emociones en la comunidad, procesos de identidad y de pertenencia que las provocará – a las emociones –  y que por tal razón debemos ser cuidadosos de lo que nuestro trabajo puede crear desde la empatía y la compasión.

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Entender que las emociones se nos muestran en el cuerpo, y que el cuerpo es tangible, palpable, pero sobre todo que tiene memoria, y que cuando se expone nuevamente a las vividas previamente, inevitablemente dará respuestas.

La invitación es a exponernos a los escenarios donde las actividades culturales nos atraviesen y nos iluminen desde dentro, provocando las respuestas cerebrales que nos permitan comulgar como humanidad en un universo sintiente.

Apropiándonos de los espacios creados exprofeso para disfrutar del arte y la cultura o generemos los momentos para que la vida nos sorprenda.

¡Vámonos a sentir!